Conceptos Básicos Sobre Etica y Moralidad

Guillermo Laich
01/04/2025 17:53

 

La ética examina las justificaciones morales abstractas de los juicios, las decisiones, y las acciones. 

 

Ética y Valores

La ética y la moralidad son formas de distinguir el bien del mal, pero tienen orígenes y aplicaciones diferentes. En términos generales, la ética se refiere a un conjunto de normas y valores abstractos que definen el comportamiento aceptable en grupos o comunidades, y representa una reflexión sistemática sobre los estándares morales. 

La ética es aquella rama de la filosofía que determina un código de valores abstractos para guiar las elecciones y acciones del hombre: las elecciones y acciones que determinan el sentido y la finalidad de su vida. La clave para comprender plenamente y en profundidad el concepto de ética reside en su filosofía conceptual central, basada en los valores. Más específicamente, la clave reside en el fundamento existencial y el contexto cognitivo de tales valores.

Un valor es aquello sobre lo que se actúa para obtener o conservar ese mismo u otro valor. Este concepto denota el objetivo de una acción en el sentido de que es aquello a lo que la acción de una entidad se dirige para adquirir o preservar. Presupone una entidad capaz de actuar libremente para alcanzar un objetivo determinado ante una alternativa u opción existente. Además, donde no existen alternativas u opciones posibles, tampoco existen objetivos ni valores posibles.

Opciones y Alternativas

Las opciones no son lo mismo que las alternativas. Ambas vertientes no implican necesariamente una elección inteligente. Esto significa que la entidad en cuestión se enfrenta a dos o más juicios y/o resultados potenciales: 1.- o bien actúa con éxito, obteniendo el objetivo que busca; y 2.- o bien no lo hace y, por lo tanto, no lo consigue. Por ello, es necesario elegir de forma sabia e independiente entre la mejor alternativa disponible y no tanto entre la mejor opción posible.

Código Ético

Pues bien, un código ético como tal debe de ser capaz de plantearse y responder a tres preguntas básicas que, además, se encuentran íntimamente relacionadas entre sí: 1.- cual es el sentido y la finalidad de la vida?; 2.- de acuerdo a que principios fundamentales debemos actuar para lograr tales fines?; y 3.- ¿Quién o quiénes deberían beneficiarse de tales acciones?

Las respuestas a estas tres preguntas definen tres puntos existenciales clave: 1.- el valor máximo o supremo; 2.- la virtud esencial o primordial; y 3.- el o los beneficiarios particulares sustentados por el código ético, revelando así su autentica esencia. 

En términos generales, podríamos sintetizar las respuestas los conceptos anteriores en tres respuestas básicas adicionales: 1.- el valor máximo supremo consiste en la vida y su comprensión como tal; 2.- la virtud esencial o primordial consiste en la racionalidad y una claridad cognitiva de carácter eminentemente independiente; y 3.- el o los legítimos beneficiarios tiene como punto de partida el continuo perfeccionamiento de uno mismo como persona de bien … y, a continuación, el perfeccionamiento de los demás.

Ética y Moralidad

Si bien la ética y la moralidad son diferentes entre sí, a menudo se solapan y se utilizan indistintamente. La ética se distingue de la moralidad en que es más teórica y la segunda mucho más práctica. No obstante, a menudo se distingue una moral teórica (conocida como ética) y una moral practica (conocida como moralidad). 

Cabe aclarar que ambas expresiones son impropias ya que, siendo ambas partes de la teoría de una acción determinada, resultan teóricas y prácticas a la vez. En esencia, no hay nada más práctico y aplicable en el mundo real que una buena teoría. 

La ética examina las justificaciones morales abstractas de los juicios, las decisiones, y las acciones. Por otro lado, la moral representa un sentido mucho más personalizado del bien y del mal influenciado por la sociedad, la cultura, y las experiencias individuales. 

Visto desde otro punto de vista, la ética representa las creencias teóricas y abstractas de la comunidad en sentido externo, mientras que la moral representa el sentido práctico y concretamente aplicable tanto personal como interno del bien y del mal.

Juicio Moral

Nunca se debe dejar de emitir un juicio moral personal cuando tal juicio es requerido. Nada es capaz de corromper y desintegrar una cultura o bien el carácter de una persona tan profundamente como el precepto de agnosticismo moral. Tal precepto concierne la idea de que nunca se debe juzgar moralmente a los demás, de que se debe ser moralmente neutro y tolerante con todo y todos. 

No obstante, emitir un juicio de carácter moral implica una enorme responsabilidad. Para ello, se requiere un carácter intachable, una integridad inquebrantable, y una mente eminentemente clara y racional. La moralidad es competencia de lo que se conoce como juicio filosófico, y el acto de juzgar significa evaluar algo concreto con referencia a un principio o estándar abstracto. 

Mientras existan opciones y alternativas en la vida, uno debe emitir juicios y asumir decisiones morales. De hecho, mientras los seres humanos tengamos que asumir decisiones, no habrá forma de escapar de los valores morales. Es más, mientras que nuestros valores morales estén en juego, nos será imposible mantener una neutralidad moral.

Moralidad

La moralidad, en otras palabras, representa aquello que es elegido entre varias opciones y alternativas mediante la libre voluntad sobre una infraestructura jerárquica de valores establecidos. En esencia, se trata de aquello que es comprendido, no de aquello que es impuesto y/u obedecido. 

Por definición, todo aquello que este fuera de la posibilidad de poder ejercer una libre elección, también estará fuera del ámbito de la moralidad. Sin la capacidad de elegir moralmente entre dos o más alternativas u opciones, no existe la moralidad.

Resumen Histórico de la Ética y la Moralidad

En la antigua India y China, filósofos como Buda y Lao-Tse realizaron recomendaciones sobre cómo debía vivir la gente, al igual que hicieron Jesús y Mahoma en siglos posteriores. Sin embargo, la ética como estudio sistemático surgio por vez primera con el filósofo griego Sócrates en el siglo V a.C. A continuación, Platón creyó en la existencia de normas objetivas de justicia y bondad ubicadas más allá del mundo cotidiano.

En su "Ética a Nicómaco," Aristóteles argumentó que la virtud es algo natural y que, por lo tanto, conduce a la felicidad. También argumento que las virtudes morales se adquieren con el uso y la práctica, así como las habilidades. Los Cirenaicos y los Epicúreos eran agrupaciones hedonistas que creían en la búsqueda inteligente del placer. Por otro lado, los Estoicos abogaban por el control de las pasiones y la indiferencia ante el placer y el dolor.

En los siglos XVII, XVIII y XIX, grandes filósofos como Spinoza, Thomas Hobbes, Joseph Butler, David Hume, Immanuel Kant, y John Stuart Mill ejercieron una importante influencia en el avance del concepto sobre la ética. En el siglo XX, Jean-Paul Sartre, Stephen Toulmin, Iris Murdoch, Mary Quigley, y Ayn Rand aclararon y profundizaron aún más en los conceptos de ética y moralidad.

Con el paso del tiempo, los filósofos morales se dedicaron a estudiar y analizar cada vez más los problemas éticos de gran importancia tales como la guerra, los derechos de los animales, el aborto, la eutanasia, y la investigación con embriones, entre otros. 

Ética Medica

Desde hace algunas décadas, la ética médica ha emergido como una rama especializada e importante de la ética. La ética médica representa un conjunto de principios morales que rigen la práctica de la medicina y la investigación científica. Su objetivo es regular la actuación de los profesionales de la salud entre ellos mismos y con los pacientes.

En todo este debate sobre ética y moralidad, cada uno elige la mejor opción posible o bien la mejor alternativa disponible. El único fin consiste en elegir aquello con lo cual uno se siente más ética y moralmente cómodo. Esto se debe a que uno es el único responsable de todo lo que sucede en su propia vida.

Elección, Decisión, y Responsabilidad

Poder elegir es lo mismo que poseer libertad. Si uno siempre es capaz de elegir, entonces en cualquier momento es capaz de tomar una decisión. Lamentablemente, muchas personas optan por no ejercer tal libertad de elección, principalmente porque olvidan que tienen múltiples alternativas y opciones a su disposición. 

Estas personas quizás nunca lo hayan comprendido conscientemente, pero ejercer una alternativa u opción, o sea cualquier alternativa u opción – sea cual sea, significa aceptar la total y plena responsabilidad respecto a las propias acciones y las consecuencias que de ellas se derivan. 

Decisión y Tiempo

La idea de las consecuencias, o sea lo que sigue a una acción determinada, presupone que existe una secuencia estructurada de eventos en el tiempo. Algunos eventos preceden, mientras otros siguen y continúan. El factor tiempo, por lo tanto, representa un factor clave e íntimamente aliado a la ética y la moralidad con respecto a la libertad de elección. A veces, no tomar ninguna decisión es, en realidad, tomar una fuerte decisión.

Si tomamos una decisión en cada momento de nuestras respectivas vidas, esta se convierte en un patrón constante de elecciones y decisiones sucesivas en el tiempo. Es más, cada decisión conlleva nuevas alternativas disponibles y posibles opciones. La verdad es que siempre somos libres de elegir y, paradójicamente, nunca estamos libres de la necesidad de elegir.

Indecision y Azar

Si fuéramos capaces de liberarnos de la obligación moral de elegir libre e independientemente, cederíamos nuestro poder de elección al azar, así como a nuestro entorno. En ese momento, eliminaríamos por completo toda nuestra infraestructura ética y renunciaríamos a nuestra libertad de controlar y asumir la responsabilidad moral de nuestras vidas y acciones.

Sin embargo, cuando tomamos una decisión moral, rara vez podemos estar absolutamente seguros de cuáles serán las consecuencias tanto positivas como negativas. Por lo tanto, la vida es un constante ejercicio de incertidumbre, inestabilidad, e inseguridad. 

Esta, probablemente sea la razón por la cual la mayoría de las personas se sienten más felices cuando tienen otras cosas que hacer que siendo conscientes de que constantemente están eligiendo sus acciones y asumiendo sus consecuencias.

Filosofía y Filosofo

Fue al parecer, Pitágoras quien, rehusando, por modestia, llamarse “Sophos” que significa “sabio” se calificó de “philosophos,” es decir, amigo (philos) de la sabiduría (sophia). 

Por lo tanto, un filósofo es una persona que busca las razones, y principalmente las razones profundas o primeras causas, los verdaderos principios, las razones ultimas de las cosas, y hacer consideraciones generales en base a preguntas inteligentemente formuladas. En esencia, los verdaderos filósofos se pasan la vida poniendo en duda y siendo incrédulos ante lo que ven, así como intentando comprender y definir aquello que no ven.

En definitiva, todos nosotros, de una forma u otra, y de manera constante y, a modo de un filósofo, debemos tomar decisiones morales basadas en hipótesis legítimas basadas en la racionalidad y la lógica. Por lo tanto, la única y verdadera seguridad filosófica y moral solo proviene de la plena conciencia de que uno tiene la libertad total y absoluta de tomar la decisión racional que desee y cuando lo desee.

En tal caso, uno automáticamente empieza a pensar filosóficamente y a comportándose ante el universo como si todo puede ponerse en duda y nada pudiese darse por supuesto. Al hacerlo, se convierte en una de esas personas cuyo sentido, actitud, y misión en la vida consiste en intentar definir la verdad. 

La consecuencia final, sin duda alguna, es que esa misma persona, con todas sus incógnitas y preguntas pertinentes, y con toda su claridad racional e independencia intelectual … eventualmente se convierta en filósofo.

 

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