Como Darwin Gano a Newton en el Rendimiento Deportivo

Guillermo Laich
18/03/2025 18:26

 

En el alto rendimiento deportivo, y tanto cuantitativa como cualitativamente, el mecanismo de selección natural de Darwin supera ampliamente a la física, mecánica, y biomecánica de Newton. 

 

El deseo y el esfuerzo por comprender el mundo y su naturaleza parece ser un impulso humano más básico y fundamental. Toda la ciencia ha surgido de la curiosidad humana sobre nosotros mismos, nuestro mundo, y el universo que nos rodea. Los científicos nos caracterizamos por ser obsesivamente curiosos, pero también somos sumamente escépticos y tendemos a desconfiar de las respuestas superficiales y/o insuficientemente documentadas.

Charles Darwin destaca en la historia junto con Galileo, Newton, Einstein, y otros grandes científicos que fueron capaces de concebir y sintetizar importantes teorías sobre la naturaleza. Una teoría científica es una idea explicativa de amplio alcance y respaldada por un sustancial volumen de evidencia objetiva. No obstante, una teoría se diferencia de una hipótesis, en que esta última consiste en una conjetura fundamentada que uno o varios científicos proponen a modo de una explicación tentativa respecto a un fenómeno específico.

Todas las ideas en la ciencia están sujetas a cuestionamiento y refinamiento, pero una teoría suele gozar de una amplia aceptación. Por lo tanto, la teoría de la evolución de Darwin representa el principio organizador central de toda la biología. Si bien algunos aspectos de la teoría aún pueden ser refinados y actualizados a medida que la ciencia avanza, el concepto fundamental es sumamente sólido y comprobable.

En consecuencia, este humilde artículo no es más que una simple pero educada opinión sobre cómo el concepto de selección natural influye e impulsa, entre muchas otras cosas, el rendimiento y las competiciones deportivas humanas. Pero su auténtico alcance y aplicabilidad va mucho más allá …

1.- Charles Darwin (1809-1882)

Charles Darwin, el autor de El Origen de las Especies (The Origin of Species - 1859) y el Origen del Hombre (The Descent of Man - 1871) fue la figura central de una gran revolución del pensamiento que tuvo lugar hace aproximadamente 165 años. 

Basándose en las publicaciones del geólogo y paleontólogo Británico Charles Lyell (1797-1895), Darwin comenzó a especular sobre la posibilidad de que los cambios en la Tierra pudiesen afectar a sus habitantes. Posteriormente, durante sus exploraciones, encontró evidencias que respaldaban la idea de que la Tierra y la vida en ella han estado experimentando cambios progresivos a lo largo de muchos años.

En aquel entonces, comúnmente se creía que el mundo tenía mas o menos 6000 años de antigüedad; que había sido creado por algún poder divino alrededor del año 4000 a.C. a modo de una gigantesca obra en marcha; y que ahora, aproximadamente 6000 años después, seguía siendo prácticamente igual que lo era entonces.

No obstante, opiniones e hipótesis diametralmente opuestas habían sido sostenida por algunas mentes brillantes de la antigüedad y ahora estaban siendo revividas con nuevas evidencias y convincentes argumentos. 

Tales argumentos proponían que el mundo tenía mucho más de 6000 años de antigüedad; y que el mundo, y todos los organismos vivos que lo habitaban, habían experimentado grandes cambios morfológicos y funcionales a lo largo del tiempo, y que con toda seguridad experimentarían muchos más.

El mundo, en síntesis y para estas mentes pensantes, no era simplemente una causa que solo existía en el tiempo, sino una causa en constante evolución y crecimiento. Además, se afirmaba que la ciencia había comenzado a clasificar y ordenar las diversas fases o etapas de su desarrollo, así como a determinar las leyes fundamentales subyacentes que determinan su evolución.

Esta teoría preliminar de la evolución, mucho más que un acto de creación único y definitivo, había sido considerada y debatida por muchos naturistas durante cierto tiempo, incluso antes de que Charles Darwin publicara su famoso y definitivo libro sobre la teoría de la evolución basada en la selección natural, titulado El Origen de las Especies, en el año 1859.

En tal libro, Darwin afirmó claramente que las nuevas especies no reemplazaban simplemente a las anteriores, sino que estas habían descendido de ellas con una serie de modificaciones tanto morfológicas como funcionales. Este proceso es técnicamente conocido con el nombre de “descendencia con modificación.” 

La gran y decisiva obra de Darwin consistió en determinar cómo surgen dichas modificaciones mediante el proceso de selección natural. Ese, precisamente, fue el tema principal de libro El Origen de las Especies. Un tema que determino la existencia de una actividad vital de carácter inconsciente, que opera sin dirección y/o sentido alguno, a lo largo de incontables generaciones. 

El proceso de selección natural se asemeja a la labor de un relojero ciego que incide decisivamente sobre los intentos de adaptación y supervivencia de los organismos a los retos y peligros de un entorno en constante estado de cambio.

Por lo tanto, y según Darwin, el concepto de evolución biológica representa los cambios genotípicos y fenotípicos en poblaciones biológicas a través de generaciones. Por definición, todo proceso biológico, fisiológico, y bioquímico – así como de entrenamiento, adaptación, y competición deportiva - carece de dirección y/o sentido en ausencia de determinados conceptos evolutivos. 

La evolución está basada en un mecanismo subyacente de función doble o dual denominado selección natural. Como hemos diacho anteriormente, tal mecanismo actúa a modo de un “relojero ciego” seleccionando y eliminando aquellos organismos inadaptados y/o incompetentes ante las cambiantes exigencias de su medio ambiente. Tal proceso se asemeja al funcionamiento de un moderno mercado comercial donde prolíficamente se descartan o eliminan los artículos de baja calidad y/o baja rentabilidad.

Pues bien, fue precisamente Charles Darwin quien identifico el mecanismo de selección natural como responsable de los cambios evolutivos en el tiempo y de generación en generación. El mecanismo o sistema intimo consta de dos meta-sistemas que actúan sobre la capacidad de adaptación y supervivencia en el entorno de las variaciones producidas en el material genético. 

Sabemos que la Tierra estuvo, y sigue estando, poblada por una amplia variedad de organismos vivos distribuidos en los reinos vegetal y animal. También sabemos que muchas otras formas de vida han desaparecido con el tiempo, dejando solo sus fósiles como prueba de su existencia. 

A partir de ahí, y de forma inmediata, surgen las siguientes tres preguntas fundamentales: 1.- ¿Cómo se originaron estos organismos?; 2.- ¿Se originó cada tipo de planta y animal en su forma actual, separada y distinta de todas las demás formas de vida?; y 3.- ¿O hubo un desarrollo gradual de muchas especies a lo largo del tiempo a partir de un antiguo ancestro común?

La evidencia apunta de forma abrumadora e indudable hacia la tercera posibilidad, que implica la existencia de un mecanismo de evolución. Charles Darwin y un gran numero estudios científicos posteriores han demostrado que diversos tipos de organismos se desarrollaron a partir de un ancestro original mediante la acumulación de numerosos cambios genéticos a lo largo de un período de tiempo relativamente largo. 

Los cambios evolutivos que se van produciendo continúan en curso hoy en día, pero en la mayoría de los casos son tan lentos que resulta difícil de detectarlos.

Según Darwin, en la naturaleza siempre están en activo dos mecanismos: 1.- el primero mezcla los genes al azar a modo de un amplificador biológico que favorece las variaciones del material genético; y 2.- el segundo criba de forma automática a modo de un sofisticado filtro o cedazo que reduce o elimina las posibilidades de supervivencia de los organismos (fenotipos) menos aptos.

El mecanismo de mezcla actúa exclusivamente sobre los genes. Y lo hace mediante combinaciones y recombinaciones casuales de las secuencias del ADN (ácido desoxirribonucleico), producidas vía mutaciones, errores de copia, y radiaciones. 

De este modo se van creando moldes de ADN distintos entre sí, a la vez que se crean distintos tipos de proteínas. Se han identificado aproximadamente 500 aminoácidos en la naturaleza, pero solo 20 forman las proteínas que se encuentran en el cuerpo humano. Utilizando esos 20 amino ácidos, es posible obtener más de ciento veinte trillones de proteínas isómeras. 

Por otro lado, el mecanismo de criba actua sobre los individuos (fenotipo) creados por el genotipo a modo de un filtro altamente selectivo. Su función es eliminar todo organismo incapaz de superar la criba de supervivencia y lucha por la vida, así como dar paso a los organismos competentes y adaptables a las exigencias del medio. 

Los fenotipos que no logren superar la criba se detendrán en su proceso evolutivo con sus respectivos genotipos, mientras que aquellos que la superen continuaran hacia la siguiente generación con sus genotipos. Recordemos que el mecanismo de criba actúa sobre el fenotipo y no sobre el genoma.

No obstante, múltiples mutaciones son capaces de atravesar la criba que no son favorables o ganadoras, sino simplemente neutras, pero que quizás estén asociadas a otro carácter favorable para el proceso evolutivo global. A continuación, y  abusando de la metáfora para explicar la selección natural, resulta que ocurre algo semejante a la quiniela deportiva o la lotería. 

En ellas, las posibles combinaciones son muy altas o bien ilimitadas, además de la gran masa de apostantes y billetes que opera sobre las diferentes posibilidades y variaciones (mezcla); y, aunque la mayor parte de los billetes no sean ganadores, al final siempre hay unos pocos que casualmente aciertan y ganan (criba). En términos generales podemos decir que el mecanismo de mezcla propone al azar y el de criba dispone de forma automática. 

Adicionalmente, si bien podemos hablar sobre la idoneidad del organismo en el proceso de selección natural, también existe la idoneidad del medio ambiente para actuar, de forma selectiva y con el debido criterio, sobre los organismos que son eliminados y los que no son eliminados. 

En la actualidad sabemos que entre el ADN (genoma) y el individuo (fenotipo) existe una importante modulación de los genes, influida por mecanismos reguladores y por el contexto del medio en el cual se desarrollan. 

En otras palabras, una mutación en el teclado del ADN no se asemeja en absoluto a la sustitución de una letra en un teclado de ordenador, por lo que el texto que salga será distinto únicamente por lo que se refiere a la letra concreta. En realidad, es más bien como la sustitución de una pieza en un tablero de ajedrez. 

En tal caso se modificarán todas las relaciones e interacciones existentes, no solo entre la pieza concreta y las demás, sino también indirecta y sistemáticamente entre la totalidad de las piezas presentes en el tablero de ajedrez. 

2.- Isaac Newton (1643-1727)

La física newtoniana, basada en los principios de inercia, aceleración y acción-reacción, representa la base de la biomecánica deportiva. El dominio de las leyes de la mecánica y la biomecánica es fundamental para poder comprender y enseñar cualquier movimiento deportivo, por más veloz, potente, o complejo que este sea. La biomecanica deportiva se define como la aplicación de la mecánica (de la física) en la investigación y realización de los movimientos del deportista.

La física se ocupa de la reducción de fenómenos naturales a sus interrelaciones tipo causa-efecto y, con ello, a condiciones que permiten pronosticos y a su representación e interpretación matemática. 

Por otro lado, la mecánica consiste en un campo parcial esencial de la física que estudia la influencia de las fuerzas para el movimiento de cuerpos (masas) y su descripción. El auténtico núcleo duro de la mecánica es la dinámica, que explica los movimientos a través de las masas existentes y de las fuerzas ejercidas sobre las mismas.

Estamos hablando de las aplicaciones de fuerzas para los movimientos, así como las aplicaciones de movimientos para las fuerzas. Tal proceso requiere estar en posesión de un fenotipo u organismo humano genéticamente dotado capaz de generar tales fuerzas, así como saber dirigirlas en el sentido más idóneo de una forma rápida y coordinada. 

3.- Palabras Finales

Lo importante para un deportista o un equipo deportivo es que el proceso de mezcla genética, es decir, el equipo de los genes (genotipo) de los deportistas (fenotipo), se entrene, se adapte, y responda positivamente al ambiente competitivo y/o a la especialidad en el que está llamado a expresarse. 

Tal respuesta y/o adaptación es creada mediante una estructura y funcion fenotípica capaz de rendir más y mejor que la mayoría, que logre ajustarse y adaptarse al medio competitivo, que sobreviva y supere los procesos eliminatorios, y que sea capaz de ser más y ganar al otro equipo ante las exigencias de una criba competitiva. La criba, en tales casos, sería el medio eminentemente competitivo donde solo uno será el ganador. 

Si logra sobrevivir y/o continuar, tanto el deportista como el equipo, permanecerán en el juego accediendo a la siguiente ronda eliminatoria. De lo contrario, si pierden, se encontrarán en un callejón sin salida, y ese será el final de su trayecto. En caso de ser una liga existen mayores posibilidades de recuperación y/o repesca.

En tales casos, en el alto rendimiento deportivo, y tanto cuantitativa como cualitativamente, el mecanismo de selección natural de Darwin supera ampliamente a la física, mecánica, y biomecánica de Newton. Y lo hace porque las recombinaciones y selecciones genéticas siempre van por delante y superan a las adaptaciones mecánicas, biomecánicas, y fisiológicas.  

De ahí que cuando un gran equipo de futbol ofrece cifras astronómicas para adquirir nuevos jugadores, en realidad está apostando a los genotipos disponibles más idóneos ante las demandas impuestas por el terreno de juego. 

La finalidad de esta singular estrategia consiste en lograr configurar un equipo, o grupo de fenotipos con sus respectivos fenotipos, bien conjuntado, coordinado, y competente – además de ser capaz de superar las mas duras y restrictivas cribas competitivas … y ganar con regularidad y/o de forma puntual en los encuentros críticos.

Finalmente, y nada menos que nuestros humildes predecesores, nosotros, los humanos, continuamos con nuestra inagotable curiosidad y así permanecemos en constante búsqueda de poder vivir una vida libre e independiente. Y lo hacemos porque es propio de la naturaleza intrínseca de todas las formas de vida avanzar inexorablemente hacia ese equilibrio dinámico donde la totalidad de los motivos y deseos se enfrentan y equilibran con la totalidad de las limitaciones y restricciones.

Sin embargo, y porque somos los vertebrados más elevados, podemos hacer lo que ningún otro vertebrado puede hacer. Y lo hacemos porque a partir de cualquier deseo y/o conocimiento que tengamos, accedemos al criterio y la capacidad para tomar una decisión independiente al estilo de: “Lo haré, quizás lo hare, quizás no lo hare, o no lo haré.” Y sabiendo cómo y por qué pensamos y pronunciamos esas mismas palabras, nos convertimos en pensadores racionales e independientes … en esencia, nos convertimos en filósofos.

 
 

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