Empezando como una misteriosa neumonía en Wuhan, China, el Coronavirus o COVID-19 ha dado lugar a un brote mundial, causando morbilidad y mortalidad, así como una potencial perturbación de la economía mundial. Morbilidad es la cantidad de personas que enferman en un lugar y un período de tiempo determinados en relación con el total de la población, y mortalidad la cantidad de personas que mueren en un lugar y en un período de tiempo determinados en relación con el total de la población.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que se trata de una pandemia mundial; hasta la fecha (en el momento de imprimir este artículo), hay aproximadamente 300.000 casos notificados en todo el mundo … y subiendo. Aunque las empresas farmacéuticas y los países están estudiando la posibilidad de desarrollar una vacuna para acabar con la infección por Coronavirus, actualmente no hay nada disponible; por lo tanto, las precauciones contra la transmisión social y el tratamiento de apoyo temprano son fundamentales.
Los psicólogos y psiquiatras deben tener una comprensión básica y clara de la bioquímica y la fisiopatología de los coronavirus para poder explicar y discutir con precisión esas cuestiones con sus respectivos pacientes, especialmente porque se esperan serias consecuencias relacionadas con la salud mental de la población mundial.
Los Coronavirus pertenecen a la familia Coronaviridae. Son virus de ácido ribonucleico (ARN) de una sola cadena que viven y prosperan en ciertos animales. Animales como el murciélago son portadores naturales del Coronavirus. Los únicos Coronavirus de los que se sabía que infectaban a los seres humanos eran el HCoV-229E, el HCoV-OC43, el HCoV-NL63 y el HKU1, así como los dos infames parientes del 2019-nCoV - el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS), responsables de los brotes de 2002, 2003, y 2012, respectivamente.
Los alfacoronavirus y los betacoronavirus infectan a los mamíferos (por ejemplo, los murciélagos), mientras que los mamacoronavirus y los deltacoronavirus son más propensos a causar infecciones en peces y aves. La transmisión de animales a humanos por zoonosis no es la norma para los coronavirus, pero anteriores brotes de coronavirus en animales han sido económicamente perjudiciales.
No está claro por qué últimamente se han producido más epidemias zoonóticas. Se denomina zoonosis a cualquier enfermedad propia de los animales que incidentalmente puede comunicarse a los seres humanos. Sin embargo, se formula la hipótesis de que los factores climáticos mundiales pueden estar relacionados y ser similares a las mutaciones virales vinculadas a la capacidad de pandemia. Es decir, que las derivaciones genéticas en un brote amplio en animales pueden dar lugar esencialmente a mejores tasas de supervivencia del virus en los seres humanos.
En el caso del COVID-19, se sospecha que la transmisión se produjo en el mercado mayorista de mariscos de Wuhan Huanan, aunque aun no se ha determinado con exactitud la especie portadora exacta. Los síntomas han variado de leves a graves, y la mayoría de los pacientes han informado de fiebre, tos seca, mialgia, fatiga y diarrea. Wuhan Huanan, la extensa capital de la provincia Hubei, en China central, es un centro comercial dividido por los ríos Yangtsé y Han. La ciudad tiene muchos lagos y parques, incluido el extenso y pintoresco Lago del Este.
Los Coronavirus tienen un genoma de ARN, similar al virus de la gripe o al virus sincitial respiratorio (RSV). El sistema inmunológico reconoce el ARN como extraño y desencadena la respuesta inmunológica responsable de combatir el virus, es decir, la producción de interferones y citoquinas proinflamatorias. Luego el sistema inmunitario se encarga de eliminar la entidad extraña del cuerpo. Me agradaría proveer mayores datos bioquímicos y moleculares de sumo interes para el medico especializado pero considero que el examen detallado de las respuestas inmunológicas precisas está fuera del alcance de este articulo. Sin embargo, se alienta al lector a recordar que el sistema inmunológico es sumamente adaptable y modifica su metabolismo y el equilibrio existente para luchar contra las amenazas previstas.
Lamentablemente, el virus explota el sistema inmunológico del huésped, imitando ciertos componentes innatos para esconderse mientras se replica, lo que hace que el sistema inmunológico sea menos capaz de luchar eficazmente contra la invasión. Los virus también pueden detener la replicación celular y utilizar los recursos celulares existentes para dar prioridad a la replicación viral. El equilibrio entre la respuesta inmunológica y el éxito de la replicación viral determina en última instancia el resultado de la enfermedad.
Se sabe que ciertos grupos y poblaciones son especialmente vulnerables al COVID-19, como pueden ser los lactantes, los ancianos, y las personas con sistemas inmunológicos comprometidos, o problemas médicos comorbidos preexistentes. Estos últimos, especialmente, corren un mayor riesgo de sufrir repercusiones graves de las infecciones y, por lo tanto, tienen más probabilidades de desarrollar sepsis y posiblemente de morir. Los peores resultados también podrían estar relacionados con una respuesta inmunológica de carácter hiperactiva.
La tormenta de citoquinas, un término que se refiere a la sobreproducción masiva de citoquinas inflamatorias, se encontró con mayor frecuencia en pacientes que padecían COVID-19. Tales pacientes terminaron en unidades de cuidados intensivos, pero los factores causales aun no los hemos llegado a comprender en su totalidad. Hasta ahora, no hay forma de predecir quién tendrá una respuesta inmunológica exagerada y quien no, aparte de buscar los factores clínicos no específicos previamente señalados.
En la actualidad, y en función del gran numero de infecciones mundiales, surge la preocupación por la transmisión entre varios individuos, pero también por la persistencia del virus en superficies inanimadas, como los paquetes enviados por correo, o en entornos de atención sanitaria. Por ello, la OMS ha proporcionado un conjunto de recomendaciones para la desinfección de superficies. Aunque no se comprende del todo el modo y el tiempo de persistencia del 2012-nCoV, aun se ha demostrado que otras cepas de Coronavirus permanezcan viables hasta 9 días en las superficies (a menos que se desinfecten). Esta demostrado que el Coronavirus puede permanecer mayores periodos de tiempo en superficies metálicas.
Las pruebas de las formulaciones recomendadas por la OMS contra diversos virus revelaron su eficacia. Se ha comprobado que el etanol, el hipoclorito de sodio, y el glutardialdehído son los más eficaces. Una concentración de etanol al 70% es adecuada para la desinfección de superficies pequeñas. Los pacientes que pregunten por la limpieza deben tener asegurarse de utilizar guantes. Se debe prestar especial atención a los pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos respecto a la limpieza. Tales personas sufren daños en la piel por la exposición excesiva a los productos de limpieza.
Las precauciones recomendadas incluyen el uso de una mascarilla para los pacientes / individuos sospechosos / afectados (no para los individuos sanos) y el lavado de manos con agua y jabón durante 20 segundos o el uso de cualquier desinfectante con al menos un 60% de contenido de alcohol. Esto debe hacerse especialmente después de usar el aseo, después de sonarse la nariz, toser, estornudar, y antes y después de comer. Las suelas de los zapatos también deben ser desinfectadas con lejía, si es posible.
Aunque el Coronavirus puede haber infectado a miles de personas, es importante poner su impacto en la debida perspectiva. Por ejemplo la gripe ya ha afectado a 19 millones de personas sólo este año, hospitalizando a 180.000, y matando a 10.000 personas. Por lo tanto, aunque el COVID-19 es una amenaza grave, la gripe sigue siendo la principal amenaza respiratoria viral, como lo ha sido durante muchas décadas. Los esfuerzos de prevención deben centrarse en la gripe y en las infecciones de alta prevalencia, teniendo en cuenta también los nuevos brotes.
La presencia de COVID-19 puede evaluarse mediante una prueba de reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa en tiempo real (rRT-PCR) recientemente lanzada para su utilización. Se anima a los médicos y enfermeras a contactar y colaborar con su departamento de salud local o estatal para cualquier caso diagnosticado o sospechoso.
Si bien no hay un tratamiento específico para COVID-19, la OMS ha publicado un documento de orientación provisional, que actualmente se encuentra disponible online. Mientras tanto, se han realizado intentos de tratamiento con diversos antivirales como: remdesivir, lopinavir-ritonavir, e interferón-α 2b – todos ellos desarrollados para agentes virales previamente conocidos. Hasta el momento actual ninguno de ellos ha sido estudiado en ensayos controlados aleatorios para el COVID-19 y los resultados son de un nivel de credibilidad puramente anecdótica.
La recomendación actual para los pacientes que requieren hospitalización es el aislamiento y los cuidados de apoyo, incluida la oxigenoterapia y el manejo de fluidos y electrolitos.
Sin tratamientos específicos, se ha hecho hincapié en limitar las nuevas exposiciones al virus, que es precisamente donde entran en juego la incubación y las cuarentenas. Actualmente, se cree que el período de incubación es de 2 a 14 días, por lo que limitar la exposición a los individuos con sospecha de infección durante ese tiempo, y dentro del período de síntomas activos, es el primer y más fundamental paso para prevenir una mayor propagación del virus.
En una revisión sistemática de nueve agentes virales de importancia para la salud pública, un estudio encontró que la mayoría de los Coronavirus tenían un tiempo de incubación medio de 3 a 4 días. Entre los individuos afectados de China, el período de incubación medio ha sido de unos 5 días, con un rango entre 4 a 7 días y un percentil del 95% de 12,5 días. De ahí resulta el período de incubación medio de 14 días típicamente impuesto. Aunque algunos informes anecdóticos sugieren una incubación de mayor extensión, se cree que 14 días es la cantidad máxima necesaria.
Finalmente, y a lo largo de estos últimos dos meses, el Coronavirus ha dominado en gran medida las noticias, los pensamientos, las emociones, y los comportamientos de la mayoría de las personas.