El Camino Menos Transitado

Guillermo Laich
27/10/2012 01:58

¿Qué nos impide comprender y empatizar con los demás, llevarnos bien, despojarnos de nuestras defensas, hacer amigos, ser más íntimos, abrir nuestros corazones, o encontrar el amor? La respuesta es la distorsión, la impulsividad, y el conflicto, tanto en el trato externo como en el trato interno con uno mismo. Debemos intentar desarrollar una actitud, una disposicion, un método, o un camino que rechace categoricamente la tergiversión, la frustración, la ira, la venganza, el resentimiento, la culpa, y el distanciamiento. Los fundamentos para lograrlo descansan sobre dos pilares: la tolerancia y el amor. Intentar vivir y convivir de esta manera constituye el camino menos transitado.

 

Todos vivimos de todos y con todos, pero las relaciones difíciles conducen al aislamiento y el dolor. A pesar de los múltiples adelantos sociales, los problemas más arraigados y profundos de nuestra sociedad actual son el aislamiento, la soledad, y las dificultades para desarrollar y mantener el autorespeto y la autoestima. De los tres, la soledad es con gran diferencia el problema más importante de todos.

Todos deseamos comunicarnos y relacionarnos de manera amistosa y cordial con los demás, pero no siempre lo logramos. Por lo general, nuestras relaciones difíciles nos producen dolor emocional. La mayoría basamos nuestros sentimientos de autorespeto y autoestima sobre la sensación y la percepción de éxito o el fracaso que sentimos en nuestras relaciones con los demás. Una simple discusión con un desconocido nos causa malestar y roba nuestra energía y felicidad, por ejemplo.

Por definición, el camino que nos conduce al éxito en nuestras relaciones íntimas casi siempre se nos presenta con un cierto grado de sufrimiento emocional. Tal camino nos exige que identifiquemos y aceptemos algunos aspectos negativos y/o deficientes de nuestra personalidad o carácter que no deseamos ver ni reconocer. Para poder lograrlo se precisa transitar por tal camino con honestidad, humildad, integridad, y autocrítica en cantidades masivas.

Si bien todos deseamos buenas relaciones personales, a menudo, y sin darnos cuenta, logramos producir el efecto opuesto en términos de hostilidad, amargura, resentimiento y desconfianza. Existen dos teorías para explicar este hecho: 1.- por déficit de conocimiento; y 2.- por falta de motivación.

La primera teoría nos dice que fracasamos porque sencillamente no sabemos como hacerlo bien. Carecemos de las habilidades necesarias para resolver los problemas que nos surgen, y en consecuencia no nos llevamos bien y peleamos. En el colegio y en la universidad nadie nos enseño a comunicarnos efectivamente con nosotros mismos, o con los demás, o como resolver los problemas que puedan surgir. Por alguna razon que desconozco, no existen tales cursos en los actuales programas de estudios.

La segunda teoría dice que nos llevamos mal porque simplemente no deseamos llevarnos bien. Nos peleamos porque carecemos de la motivación y/o la energia necesaria para acercarnos a las personas difíciles. En consecuencia nadamos en un mar afectivo lleno de distorsiones, agresividad, hostilidad, y conflicto, ya que derivamos placer liberando batallas con los demás.

La agresividad está estrechamente relacionada con el miedo y la ira. Se asemeja a diminutas punzadas de odio que se repiten una y otra vez en todo el cuerpo. Asimismo, la agresividad oculta, reprimida, y sin expresar puede en un momento determinado expresarse mediante bromas verbales o bromas pesadas a costa de la autoestima del otro. No todas las bromas son humillantes, pero cuando humillan es que son agresivas. ¿Por que ocurre esto?, y ¿que placer se deriva de ello?

En realidad, y de manera contra-intuitiva, el significado oculto de una emoción de agresividad hacia otra persona querida corresponde a un profundo y casi incontrolable deseo de ternura e intimidad para con esa misma persona. En realidad, corresponde a un nivel o grado de intimidad que no se está logrando. Es por eso que el verdadero y oculto significado de los hechos belicosos representan una serie de gritos de desesperación por parte las partes heridas de una persona que se siente dolida.

Por lo tanto, podemos afirmar que simultaneamente, y tanto en realidad como en secreto, todos amamos al prójimo o bien a nosotros mismos, y que los aparentes ataques y agravios hacia un tercero en realidad representan una mentira o "bluff" bien orquestrado con el fin de camuflar nuestros verdaderos pero frustrados deseos de cariño y amor con la persona agredida. Así de distorsionada, incierta y compleja es la naturaleza humana. 

En otra linea, las relaciones conflictivas entre los sexos se basan en que cada sexo utiliza el lenguaje simbolico hablado de una manera distinta. Por lo general, las mujeres lo utilizan para expresar emociones y sentimientos mientras que los hombres lo hacen para plantear y resolver problemas. Cuando una mujer dice a su marido que se siente mal, el automáticamente intentará resolver el problema porque su cerebro funciona así. Esto constituye un error ya que ella solo desea que él escuche sus sentimientos, y acabará sintiéndose peor a medida que él ofrece mayor asistencia.

En consecuencia ambos acaban frustrados, distanciados, y con un malentendido gravemente distorsionado por medio. La clave radica en que el hombre no intente arreglar nada en la vida de la mujer, si no en escucharla. En la gran mayoria de los casos, el simple escucharla activamente y con una genuina empatia, es más que suficiente para que ella se sienta mejor, y en consecuencia sentirse capaz de arreglar el problema por sí misma. ¿Porque es tan difícil comprender todo esto? 

Todos nuestros sentimientos resultan de pensamientos y actitudes, y configuran lo que se conoce con el nombre de “cogniciones.” En otras palabras, las cosas negativas que nos hacen las demás personas, como desaires o críticas excesivas, en realidad no constituyen la causa de nuestro malestar. La verdadera causa es la manera en cómo percibimos y pensamos sobre tales cosas.

Cuando alguien nos provoca enfado, nuestras mentes se inundan de pensamientos negativos. Los pensamientos negativos, a su vez, causan emociones y sentimientos negativos. Cuando nos enfadamos con alguien es simplemente porque anteriormente hemos pensado de una manera enfadada. Todo esto contiene una gran variedad de malversiones y errores del pensamiento conocidos como “distorsiones cognitivas.” Estas distorsiones son el producto de un cerebro humano complejo y relativamente descontrolado que actua como una verdadera trituradora, en semejanza de una maquina de picar carne, respecto a la informacion que genera, recibe, y procesa.

Tanto el enfado, la ira, y el conflicto constituyen formas de autoengaño. Y como solo estamos dispuestos a oir lo que deseamos para incrementar nuestra autoestima, nadie esta mas predispuesto a sufrir distorsiones o a ser engañado y embaucado, que uno mismo por uno mismo. Sin darnos cuenta nos decimos cosas a nosotros mismos que en realidad no son ciertas, y con el paso del tiempo nos las creemos. Como dijo Sigmund Freud en su momento: "la vida no es como es, sino como la recordamos."

Las distorsiones cognitivas son varias y actúan como profecías que, de modo circular, acaban por validarse a si mismas. Por ejemplo, si nos decimos a nosotros mismos que alguien es un “tonto,” en efecto comenzaremos a sentir y tratarlo como un tonto. Consecuentemente la persona en cuestion se enfadará, y sin serlo, comenzará a actuar como un verdadero tonto.

A partir de ahí afirmamos que siempre tuvimos la razón y que en realidad es un tonto. Este proceso es muy conveniente ya que nos otorga una superioridad moral sin ser conscientes de nuestras distorsiones cognitivas respecto al concepto de la otra persona. En esta linea de proceso de datos y conducta se producen la mayoria de los malos entendidos entre las personas.

A continuación, y en apretado resumen, se enumeran las diez distorsiones cognitivas básicas que inciden negativamente en los conflictos de relación humana.

1. Pensamiento Tipo “Todo o Nada”

Vemos el conflicto, o la persona con la cual nos llevamos mal, en términos totales y  absolutos de blanco o negro, sin grados intermedios de gris. Nos afirmamos en que el otro no sirve para nada y que no vale la pena. Si la relación se disuelve consideramos que fue un total fracaso. Este proceso se produce con gran frecuencia en el trastorno de personalidad borderline con el termino de "splitting." Tal termino indica que quien padece tal trastorno, y ante un conflicto personal, es capaz de pasar de una altisima valoracion positiva a una bajisima valoracion negativa de una misma persona de manera casi instantanea. O sea que pasa de un todo a la nada, o de la nada a un todo rapidamente y de manera impulsiva.

2. Sobregeneralización

Al sobregeneralizar vemos el conflicto como un patrón interminable de frustración, ira, fracaso, y derrota. En realidad el patrón es falso, pero la distorsion cognitiva hace que lleguemos a la conclusión erronea de que la otra persona es imposible de tratar, y que jamás cambiará. En consecuencia ponemos distancia, la evitamos, y la relación fracasa una y otra vez.

3. Filtro Mental

Catalogamos los fallos de la otra persona acentuando, magnificando, y distorsionando sus puntos negativos, a la vez que filtramos o ígnoramos sus cualidades positivas. En consecuencia nos dirigimos de manera agresiva y despectiva hacia la otra persona, llamándole la atención sobre todas las cosas que debe o no debe hacer según nuestro distorsionado y equivocado criterio.

4. Descartar lo Positivo

Insistimos en que las buenas cualidades del otro no cuentan para nada. Cada vez que el otro hace algo positivo pensamos que nos esta intentando manipular.

5. Conclusiones Falsas

Vía falsas inferencias llegamos a falsas conclusiones que carecen de una base constatable. Existen tres tipos:

a.- Lectura de la Mente: asumimos que sabemos exactamente lo que el otro está pensando, así como lo que siente hacia nosotros, y nos convencemos de que una persona buena y amistosa es en realidad muy egoísta y qué solo intenta utilizarnos;

b.- Lectura Inversa de la Mente: asumimos que el otro debe saber de antemano lo que deseamos y como nos sentimos, sin tener que decírselo. El otro debe entender perfectamente nuestros pensamientos y sentimientos en cada momento y actuar en consecuencia;

c.- Predicción del Futuro: concluimos que la situación no tiene solución y que el otro siempre nos tratará de una manera negativa.

6. Magnificación y Minimización

Magnificamos las cualidades negativas, y minimizamos las positivas del otro. En un dialogo podemos decir: “no puedo creer lo tonto que eres.”

7. Razonamiento Basado en las Emociones

Razonamos irracionalmente a partir de nuestros sentimientos y emociones, asumiendo que tales razonamientos representan la realidad vivencial. Consideramos, por ejemplo, que el otro es un perdedor fracasado, y llegamos a la falsa conclusión de que en realidad lo es y en consecuencia lo tratamos como tal.

8. Afirmaciones Tipo “Debo”

Nos criticamos a nosotros mismos y a los demás con afirmaciones tipo: “debo” y “no debo,” o “tengo que” y “no tengo que.” Existen dos patrones básicos:

a.- Respecto a uno Mismo: donde nos decimos que no deberíamos haber cometido tal o cual error o que no deberíamos sentirnos de una manera u otra;

b.- Respecto a los Demás: donde nos decimos que los demás no deben sentir o actuar de una manera u otra, y que deben comportarse como nosotros estimamos oportuno. Solemos decir al otro: “no tienes derecho a sentirte de esa manera,” o bien “no deberías decir eso ya que es totalmente injusto.

9. Colocación de Etiquetas

Etiquetamos al otro, rápida e impulsivamente, como un “tonto” o quizás como algo peor. Vemos su esencia de manera negativa y carente de elementos positivos, solemos decir: “Vd. no vale nada.”

10. Cargar con Culpa

En vez de centrarnos sobre la esencia del problema, automaticamente cargamos la culpa sobre el otro. Existen dos patrones básicos:

a.- Culpabilidad hacia uno mismo: donde nos sentimos culpables y carentes de autoestima porque nos acusamos a nosotros mismos por la existencia del problema, incluso cuando no es totalmente nuestra culpa. Nos decimos: “todo fue culpa mia,” y nos despreciamos y maltratamos a nosotros mismos en vez de determinar y comprender los sentimientos del otro;

b.- Culpabilidad hacia los demás: donde cargamos al otro con toda la culpa, a la vez que negamos nuestra incompetencia en el proceso. Decimos al otro: “Todo esto ha sido culpa tuya y yo no pienso cambiar”. De esta manera generamos más rabia, frustración, resentimiento, y distanciamiento.

Las distorsiones cognitivas y nuestra baja autoestima tienen su origen en nuestra niñez y adolescencia. Elevando nuestro autorespeto y autoestima, nos es posible neutralizar poco a poco todos estos comportamientos autodestructivos.

En general, lo malo de todo esto es qué las personas que sufren estas distorsiones cognitivas son característicamente muy testarudas y resistentes al cambio, y pretenden que cambien los demás, a la vez que ellos permanecen inertes.

Es importante poseer la humildad, la autocrítica, y la madurez para identificar todos estos puntos negativos en nuestro carácter y personalidad, e intentar corregirlos buenamente. No obstante, solo así nos será posible efectuar cambios personales profundos y duraderos en nuestra actitud y tambien en nuestro pensamiento y comportamiento. Todo ello para intentar comprender mejor a los demás, así como a nosotros mismos. Ese, con gran diferencia, es camino mas difícil y menos transitado de todos.

 

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