Aquí y Ahora: Unidad Funcional de la Vida

Guillermo Laich
25/09/2024 18:51

 

“En ocasiones, el pasado tiende a ser más incierto que el futuro”

 

Una “unidad” es una cosa o persona individual considerada única y completa pero que también puede formar un componente individual de un todo mayor o más complejo. Por ello, se puede considerar que grandes períodos de tiempo están formados por una constante sucesión de múltiples unidades considerablemente más pequeñas. Una unidad también puede ser un dispositivo que tiene una función específica, especialmente una que forma parte integral de un mecanismo complejo.

El término "funcional" describe algo que está diseñado para ejecutar un acto o función específica. La palabra funcional deriva de latín "functionem", que significa "ejecución." El mismo término también puede ser utilizado para confirmar si algo funciona correctamente.

“Vida” es la condición que distingue a los animales y las plantas de la materia inorgánica, e incluye la capacidad de crecimiento, reproducción, actividad funcional, y el cambio continuo que precede a la muerte. También se refiere a la existencia de un ser humano o animal individual.

El “aquí y ahora” implica que todo sucede en el escenario del presente, siendo futuro una fantasía y el pasado tan sólo una parte distorsionada de la realidad del ahora. Por lo general, y mientras se esté anticipando o recordando ciertos eventos, ambos se realizan siempre desde el escenario del presente. 

El “pasado” es el tiempo que ya sucedió y que, en una línea cronológica de tiempo, ha quedado relegado al pasado. Se conoce como pasado tanto a dicho tiempo como a aquello que aconteció en el periodo en cuestión. Por lo tanto, el pasado representa el conjunto de todos los acontecimientos que ocurrieron antes de un momento determinado en el tiempo. El concepto de pasado se deriva de la forma lineal en que los observadores humanos experimentan el tiempo y se accede a él a través de la memoria y el recuerdo.

El “futuro” representa el lugar en el espacio-tiempo donde yacen los acontecimientos que aún no han ocurrido. En este sentido, el futuro es opuesto al pasado (conjunto de hechos que sucedieron) y el presente (lo que ocurre aquí y ahora). El futuro es el período de tiempo que vendrá después del presente, o las cosas que sucederán entonces. Para la filosofía, el futuro es una posibilidad, que puede ser o no ser, una oportunidad de posibles cambios que pueden ser afectados por el pasado y el presente.

Si deseamos implementar algún cambio serio y duradero en nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, es inútil depender de la información, los sermones, y las conferencias como solución definitiva. Y lo es porque inmediatamente nos topamos con el muro de piedra que constituye la tendencia humana al hábito repetitivo. La naturaleza del hábito consiste en continuar ad infinitum y nunca parece descansar. 

Nuestras mentes están saturadas de conceptos erróneos y percepciones equivocas que se suman a una dependencia del tiempo subjetivo y a la autoridad externa. Subestimamos, en gran medida, como nuestras respectivas vidas dependen de malos hábitos. En primer lugar, no interesa renunciar a tales hábitos; y, por lo general, sólo deseamos deshacernos del dolor emocional que nos producen … nada más. Este autoengaño elude y niega la realidad y, más especialmente, el tan importante aquí y ahora del tiempo y la vida en sí.

El típico alcohólico clínico que recibe tratamiento y deja de beber se enfrenta repentina y sorprendentemente a una vida vacía, chata, y solitaria. En ese momento, cuando no bebe, francamente no sabe qué hacer con su tiempo ni consigo mismo. Y no lo sabe porque anteriormente pasaba la mayor parte de su tiempo libre bebiendo solo o con sus amigos. 

Por todo ello, el alcohólico se encuentra instalado en un nuevo aquí y ahora. Un aquí y ahora colmado de los horrores existenciales que le crea la sobriedad y sin nada que le llene el enorme vacío creado por la ausencia del alcohol en su vida. 

Una persona de estas características, que sinceramente desee cambiar sus malos hábitos, primero y ante todo, debe insertarse firmemente en la realidad del aquí y ahora. Además, también debe pagar esta carísima factura existencial antes de realmente liberarse y escapar de la dependencia de tener que vivir en el aquí y ahora a soplando de “la botella.”

Al igual que nuestro ejemplo del ex alcohólico, todos somos conscientes de que nuestros pensamientos intrusivos procedentes del pasado y el futuro pueden abrirse camino automática y obsesivamente hasta llegar al eminentemente dinámico escenario del presente. Este tipo de contaminación mental del aquí ahora puede ocurrir una y otra vez, e incluso perseguirnos hasta los límites de nuestra imaginación y salud mental. Cabe aclarar que los alcohólicos clínicos tienen una tasa de suicidio elevada.

En tal escenario, y no hace falta decirlo, la duda, el miedo, el estrés, la depresión, la obsesión, la ansiedad, y la amargura eventualmente aparecerán y serán socios potencialmente leales durante muchos años. Con el tiempo, y si las cosas no mejoran, nuestro idealismo y buena fe original se erosionará, cosa que nos llevará a frecuentes conflictos, después a la ironía, luego al sarcasmo y, finalmente, al cinismo. De hecho, detrás de la máscara de la mayoría de los cínicos hay un idealista frágil y desilusionado.

Debido a consecuencias tan nefastas, lo que realmente nos interesa es lo que sucede en el aquí y ahora, y no tanto lo que sucedió en el pasado o lo que sucederá en el futuro. El aquí y ahora constate y dinámico es donde se presentan y suceden nuestras necesidades y deseos. El ahora es donde reside todo nuestro poder, donde podemos resolver problemas, donde evitamos convertirnos en cínicos, y donde deben estar enfocadas nuestras respectivas vidas. 

Para poder cambiar los malos hábitos, los conceptos erróneos deben ser identificados, para luego ser comprendidos y eliminados en el aquí y ahora. Resulta imposible efectuar cualquier cambio duradero e ir más allá de los viejos y negativos hábitos, sin antes eliminar el control obsesivo y compulsivo que tales hábitos ejercen sobre nosotros. Este es el principal motivo que lleva al fracaso de la mayoría de los libros y podcasts de autoayuda. 

El ahora simplemente hace que las cosas sucedan, principalmente porque no pueden suceder en ningún otro lugar en el tiempo. Los problemas que no poseen sentido de la realidad para nosotros ahora y en este preciso momento - ya sean reales, recordados, o anticipados - no poseen realidad alguna. De hecho, están fuera de la realidad, fuera de nuestra autentica realidad consensual.

Cualquiera que sea el caso, y cualquiera que sea la vicisitud y/o situación en la que nos encontremos, nuestro mecanismo de recuperación y sanación debe funcionar y aparecer ante nosotros en nuestro aquí ahora, y en ningún otro lugar o momento, para que sea efectivo. O sea que todo debe ser plenamente vivido, experimentado, y aceptado en el aquí y ahora.

Sin embargo, y avanzando un poco más en esta línea de pensamiento, inmediatamente surgen una serie de preguntas claves: ¿que lapso de tiempo representa el ahora?; ¿Qué significa estar en el aquí?; ¿cuánto tiempo existe el aquí y ahora antes de desaparecer hacia el pasado? Además, ¿Qué cantidad de tiempo separa el aquí y ahora del pasado y/o el futuro? Además, ¿es posible que exista un tiempo fuera del tiempo? Y, por último, ¿cuál es la diferencia cuantitativa y cualitativa entre el tiempo cronológico y el tiempo lógico?

Éstas son preguntas sumamente serias que no se pueden concebir, formular, ni responder de manera puramente objetiva. La razón de esto es que, dado que la percepción del paso del tiempo es un fenómeno eminentemente subjetivo, es muy difícil, si no imposible, siquiera considerarlo en términos objetivos. Por ejemplo, si algo o alguien está a punto de ser y estar o estuvo y fue antes, pero no se encuentra estrictamente anclado en el aquí y ahora, es muy probable. que no lo esté en absoluto.

Por otra parte, nada posee un pasado que no se encuentre en un aquí y ahora. Las sucesiones del ahora, en realidad, producen un pasado en tal sentido que lo que sucedió en un ahora continúa en el ahora gracias al poder de su capacidad de sucesión. Esto es lo que puede considerarse como el ahora de lo sucedido en el pasado. Por ejemplo, cuando surge un recuerdo pasado de algún ahora anterior, los eventos y seres del pasado se vuelven reales. A pesar de ello, sólo disfrutan de la realidad con respecto al pensamiento abstracto, más que de la realidad concreta del ser o cosa de la vida real en el aquí y ahora.

El futuro, como el pasado, también puede existir en el actual aquí y ahora. En lugar de existir en los archivos de la memoria ubicados en el hipocampo del cerebro, existe en la capacidad de extrapolación imaginativa de la corteza frontal del cerebro. Sin embargo, y dado que la corteza frontal también genera ansiedad, ese quizás sea el alto precio a pagar por extrapolar los acontecimientos a un posible futuro que aún no ha llegado al aquí y ahora.

Hasta aquí hemos tratado de definir y analizar algunos conceptos pertinentes que se aplican al ahora siempre presente, tanto en sus complejidades concretas como abstractas. La verdad conceptual más simple que podemos reunir acerca de su perenne existencia es que el aquí y ahora es donde usted, yo, y cada evento, ya sea imaginado subjetivamente, recordado del pasado, perceptivamente distorsionado, alucinado en un estado psicótico, o experimentado objetivamente, se cruzarán e entrecruzaran para actuar e interactuar en múltiples formas y sentidos.

No hay futuro si no hay una sucesión continua del ahora. Un único momento vivido del ser, un único ahora, excluye por definición la posibilidad de un futuro. Es precisamente la sucesión de estar temporalmente en el aquí y ahora lo que permite que el río del tiempo, siempre fluyente, cree el futuro. La conclusión es que, hasta que llegue, no existe futuro alguno excepto en la capacidad de extrapolación de lo presente al futuro de la corteza frontal humana.

Colocar una al lado de la otra las tres realidades temporales: pasado, presente, y futuro, con el presente actuando ahora como el núcleo existencial central, sitúa al ser humano en una experiencia existencial de largo alcance. Las tres realidades temporales mencionadas colaboran al unísono para lograr un sensación subjetiva e irracional de atemporalidad dentro del tiempo mismo.

Esta experiencia, altamente integrada y relacionada con el tiempo, que opera básicamente en el ahora, contiene las realidades de la memoria y la imaginación de tal manera que trae a la superficie en una triple experiencia temporal un campo único, homogéneo, continuo y colmado de dirección y sentido. Por eso, el instante del ser que es ahora tiende a enriquecerse continuamente con las realidades que hemos vivido en el pasado y las que esperamos vivir en el cercano y distante futuro.

En el presente, construimos el futuro a partir del pasado de forma consciente e inconsciente. Por eso decimos: “la vida sólo se puede entender hacia atrás, pero hay que vivirla hacia adelante”. Sin embargo, yo agregaría: “la vida representa nuestros recuerdos pasados, nuestros deseos, y nuestras expectativas futuras, pero debemos vivir en el aquí y ahora para darles dirección, sentido, y felicidad”.

Lo que se conoce como dolor emocional existencial no es el dolor de los recuerdos negativos del pasado ni el dolor de los acontecimientos futuros que están por llegar. Es esencialmente el dolor que proviene de una rotura o desgarro en el tejido de la realidad. O sea, un desgarro en todo aquello que ha existido en el aquí y ahora, y que, además, ha ocupado una existencia continua y sin interrupciones hasta ahora. 

Debido a ello, ahora la vida simplemente no es la misma que antes en ausencia del existente perdido, sea quien sea o lo que sea. En tal caso, la existencia misma, de alguna forma y/o modo, habrá sido seriamente amenazada, minimizada, y desvalorada. En esencia, la realidad de la existencia del ser ha perdido significado y se ha vuelto más pobre e insípida.

Cada elección, acción, reacción, pensamiento, emoción, comportamiento, ambición, miedo, sueño, cualquier cosa que se nos ocurra, debe, por definición, ser y existir dentro de la realidad consensuada. O sea, debe ser un evento relacionado con el aquí y ahora para poder decir que es algo real. 

De lo contrario, ese algo inmediatamente se convierte en un evento fuera del tiempo, fuera de la realidad, pero dentro del no-ahora ... sea lo que sea que eso pueda significar y/o ser. Él ahora es donde él, yo, y tú siempre estamos y siempre estaremos. De hecho, no existe ninguna forma de escapar al aquí y ahora en ninguna parte, incluyendo el alcohol, las drogas, o lo que sea. 

El ahora, en pocas palabras, es la unidad funcional de la vida.

 

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