Pidan lo Imposible

Guillermo A. Laich
07/12/2012 15:49

"La imaginación al poder; sean realistas; pidan lo imposible."

Sería un error creer que la imaginación y la intuición solo son utilizables por los artistas, los estetas, y los poetas. No, definitivamente no, y en este punto el gran Emperador Napoleón Bonaparte tenía razón.

El hombre creativo suele ser un soñador que sabe bucear muy bien en las profundidades de su mente intuitiva, y que ademas sabe controlar sus fantasmas imaginativos para encontrar, gracias a ellos, la manera más rápida a la solución de su problema o la creación de algo totalmente autentico y novedoso. En política, en negocios, en las ciencias, en el arte, y en el deporte, el papel de la imaginación y la intuición serán por lo menos tan importantes y útiles como la formación, la información, la ejecución, y el sentido de oportunidad y decisión.

Tal imaginación e intuición permitió a Diego Maradona ver y sentir el juego varios segundos por delante del tiempo real y alcanzar altos niveles de creatividad y arte en sus actos deportivos. Los dos mejores goles de la historia del futbol, marcados por Diego Maradona en 1986 y Lionel Messi en 2007, son obra de dos jugadores altamente imaginativos que se atrevieron a soñar y pedir lo imposible de ellos mismos, y lo lograron.

Ahora bien, ¿a qué nos estamos referiendo cuando hablamos de imaginación e intuición?

La mente es la funcion principal del cerebro humano. Concierne la capacidad para procesar señales provenientes del medio ambiente, del propio cuerpo, así como de las experiencias del pasado, y transformarlas en información que guiará para nuestro comportamiento adaptativo. Por lo tanto, la imaginación es una creación de la mente humana y consiste en el acto o el poder de formar una imagen mental de algo que no perciben los sentidos o que nunca anteriormente ha sido totalmente representado en la realidad. Dentro de la imaginación se distinguen dos grandes funciones: la reproductora y la creadora.

La intuición, por otro lado, es la capacidad para comprender instantáneamente y sin razonamiento previo. En el rápido proceso mental intuitivo, a diferencia del lento proceso racional, las conclusiones conscientes suelen surgir antes que las premisas. Esto se debe a que las premisas son procesadas de manera inconsciente.

La imaginación reproductora se vincula con la percepción y el recuerdo. Miro mi ordenador: es el objeto de una percepción. Cierro los ojos. No lo veo más, pero puedo imaginarlo: tengo, pues, en este momento en la mente una “imagen” reproductora, la imagen de mi ordenador. Esta imaginación reproductora sería la función por la que intentamos reconstruir imágenes mentales, reconstruir un mundo “imaginario,” una segunda realidad.

Muchas personas piensan, erroneamente, que imaginar es sinonimo de conceptualizar. La diferencia entre ambos terminos es enorme, y se puede aclarar nitidamente mediante un simple ejemplo en el cual se intenta imaginar y conceptualizar el "infinito." Si bien es practicamente imposible llegar a imaginar una secuencia de números que tienden al infinito, sí es posible conceptualizarla mediante el simbolo del infinito, que consiste en un ocho horizontal. Donde no llega la capacidad de la imaginación, llega la conceptualizacion. 

El concepto de la imaginación creadora es quizá mas claro, en todo caso, para el sentido común. En efecto, en la invención de las jugadas anteriormente mencionadas, Maradona y Messi fabrican algo nuevo que va mas allá de los limites preestablecidos: un par de jugadas inesperadas e impensadas, distanciadas veinte años en el tiempo, y de muy difícil reproducción.

Muchas veces este tipo de imaginación recibe el nombre de “imaginación innovadora.” porque nunca es radicalmente creadora. Todos somos tributarios de lo que ya se ha encontrado antes de nosotros, de lo que ya existía. Muchos años antes, siendo niño y jugando en el equipo “Cebollitas” de Buenos Aires, Diego Maradona soñaba en algún día realizar una jugada de gol recorriendo y regateando el campo entero. Messi, en 2007, sin duda tenía en algún lugar de su mente el gol de Maradona en el Mundial de México contra Inglaterra en 1986. De manera análoga, el compositor musical que “crea” una nueva sinfonía siempre tiene mil reminiscencias de las que se sirve y alimenta a medida que elabora su obra.

Hace unos años atras, he tenido el gusto y el honor de conocer a Diego Maradona personalmente y en cierta profundidad. De hecho, he sido su médico personal en los años noventa. Con respecto a su extraordinaria creatividad innovadora en la cancha de futbol, Diego me comentaba que muy raras veces pensaba sus jugadas: “Yo no pienso nunca cuando estoy jugando en la cancha: mis ideas piensan por mí,” sostenía Maradona. Ademas, Diego siempre hablaba de sensaciones o "feelings," jamas de pensamientos. En otras palabras: su singular arte surgía entera y espontaneamente a partir de su mente intuitiva. No existia ningún proceso racional que lo guiase o inhibiese en sus acciones.

También, a finales de los años ochenta, tuve el gusto de trabajar conjuntamente con el piloto campeon mundial de Formula 1, Ayrton Senna. En tales momentos recuerdo como muchas personas se le acercaban para preguntar sobre cuál era su secreto en la tecnica de conducción a tan elevadas velocidades. En gran semejanza a Diego Maradona, su respuesta era siempre la misma: “tal secreto no existe, mi éxito consiste en una forma de sentir o, como se dice en Ingles "un feeling" respecto a la conducción, y no tiene nada que ver con una técnica determinada ni con una forma de pensar.”

Conviene admitir que se nace con una imaginación más o menos desarrollada, más o menos rica; podrá compensarse la carencia de imágenes a condición de sustituirla por combinaciones que nos sugiera nuestra propia conciencia. En otras palabras, sí uno desea desarrollar su imaginación, la respuesta está en uno mismo. Basta mirar, almacenar percepciones, esforzarse siempre por hacer trabajar la mente y la intuición, en iniciar la búsqueda de nuevas asociaciones de imágenes, movimientos, e ideas. Se trata de ir más allá de los limites preestablecidos de la imaginación.

A menudo el adulto experimenta una disminución, inclusive una desaparición progresiva de su conciencia imaginativa y creativa. De niño se servía de ella todo el tiempo. De adulto no se atreve a utilizarla más que de vez en cuando. Tiene miedo de parecer pueril, inmaduro, delirante, y ridículo. Teme dejarse arrastrar por una imaginación excesiva. Muchos adultos se olvidan de ejercitar la intuición y viven dentro de un mundo en constante análisis. Renuncian a la imagen y a lo imaginario para buscar lo real, lo percibido, lo objetivo, lo tangible.

El resultado de un análisis exhaustivo es una especie de “parálisis por análisis” donde la creatividad se ve inhibida y por lo tanto comprometida. De hecho, para que nuestra creatividad aparezca, tanto nosotros como nuestras mentes analíticas, debemos desaparecer.

El famoso escultor Miguel Ángel sostenía que en su creatividad lo guiaba una cualidad llamada “intelleto”. Intelleto es inteligencia, no solo del tiempo racional, sino inteligencia visionaria, una visión profunda del modelo o patrón imperceptible que a menudo subyace a las apariencias. Aquí el artista es, en cierto modo, una especie de arqueólogo de su propia mente, que descubre estratos sobre estratos y patrones sobre patrones cada vez más profundos y complejos a medida que trabaja, recobrando algo todavía no nacido, ni visto, ni oído, excepto por el ojo y el oído interior del artista.

Pero algunos autores nos dicen que eso es solo el comienzo ya que el proceso se asemeja a pelar una cebolla, donde la cebolla es uno mismo. De ahí que el tipo de intelleto al cual se refería Miguel Ángel no consistia en la eliminación de superficies aparentes de algún objeto material a modo de las concéntricas capas de una cebolla. En realidad lo que se elimina son una serie de superficies superpuestas, aparentes, y a veces falsas de uno mismo, corrigiendo así sus distorsiones y aberraciones, revelando su más intima y autentica naturaleza original.

Lo que se revela es la esencia del corazón y de la personalidad del artista. Intelleto tiene mucho que ver con la imaginación, y en realidad quiere decir poder ver una esencia estética nueva, un concepto novedoso, o un ideal nuevo dentro de nuestra realidad personal, y hacerla visible y tangible mediante la creación de una obra de arte.

Para las personas de mente racional, el proceso mental de lo intuitivo parece funcionar marcha atrás ya que se llega a las conclusiones antes que a las premisas. Esto se debe a que los pasos que relacionan a las dos se han omitido, porque son pasos que la mente inconsciente se ocupa de dar. El conocimiento razonado procede un paso a la vez y los resultados de un paso pueden hechar por tierra los del paso anterior. De ahí surgen esos momentos en que por pensar demasiado no podemos decidir qué hacer.

En realidad, el conocimiento razonado constituye solo una pequeña parte de nuestro conocimiento total. El conocimiento creativo, en cambio, procede de todo lo que sabemos y de todo lo que somos. Converge a partir de una gran cantidad de fuentes y direcciones; de ahí la sensación de absoluta certeza que se le asocia. De hecho, la creación de algo novedoso no se realiza con el intelecto racional sino con el intelecto en conjunción con el instinto de juego creativo. Un juego libre de errores, evaluaciones, y críticas que define la esencia del ser humano. La mente verdaderamente creativa juega una y otra vez con el objeto que ama y le inventa nuevos valores, aplicaciones, funcionalidades, y sentidos.

Existe una vieja palabra sánscrita, “Lila”, que significa juego. Muchisimo más rica en profundidad y contenido que nuestra palabra: significa “juego divino,” el juego constante de la creación, el plegarse y desplegarse de la vida y los eventos que la constituyen. Lila, totalmente libre y profunda, es a la vez el deleite y el goce de este mismo momento, y representa el juego del libre espíritu de exploración cuando este goza de una total libertad, sin miedo alguno a cometer errores. Cabe puntualizar que "Lila," en su insondable profundidad semantica, también significa amor.

Lila puede ser la cosa más simple del mundo: espontánea, infantil, ingenua. Pero a medida que crecemos y experimentamos las complejidades de la vida, también puede ser el logro más difícil y arduo de imaginar y obtener. La creatividad siempre se mueve con la imaginación y el juego de un niño. De hecho la musa más potente y motivadora en nuestras vidas suele ser esa que procede de nuestro niño interior. Un niño que desea jugar libremente con el mundo que le rodea.

Todo trabajo creativo es esencialmente un juego; es imaginación, intuición, y especulación libre utilizando los materiales e implementos de la forma que uno elige. El proceso creativo es un camino espiritual interno hacia uno mismo más que hacia el mundo exterior. Consiste en una aventura que trata de nosotros mismos, sobre lo profundo de nuestro Yo, sobre el genio creador que todos tenemos dentro, sobre nuestra originalidad, en sentido no de lo que es totalmente nuevo, sino de lo que es total y originalmente nosotros mismos. La búsqueda y manifestación de nuestra creatividad es la búsqueda y manifestación de nuestra propia voz, de nuestro propio ser.

Y esto es precisamente lo que sienten los artistas de categoria mundial de la talla de Diego Maradona, Lionel Messi, Ayrton Senna, y otros, al ser capaces de ejecutar las notas músicales de sus respectivos deportes y juegos sin partituras.

En año 1968, y en los muros de la preciosa y culta ciudad de Paris, se podía leer una interesante inscripción: “¡La imaginación al poder!” “¡Sean realistas! ¡Pidan lo imposible!” ¿Y por qué no? ¿Qué nos lo impide? Sin imaginación creativa, sin conceptos novedosos, sin el juego libre, sin deseos, y sin el profundo sentido de creatividad, no existen los sueños, los juegos, el arte, la ciencia, la libertad, los pensamientos, las cosas nuevas, la dicha, o uno mismo.Tampoco existe vida posible para el ser humano.

Comentarios:

12/12/2012 16:12 | Nombre: Ezequiel
Genial..... Muy buena la imagen, pero no supera al articulo. Abrazo grande, maestro!!!

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