"Yo, conmigo" - escultura en bronce de Miguel Couto.
Respecto a la importancia y el sentido de su vida, existen diversos estereotipos y gran cantidad de cuestionamientos. A continuación, les ofrezco una serie de reflexiones sobre unas determinadas escenas, condiciones, y transformaciones, e imaginen de que se tratan.
Por más dura que sea su realidad, cuando las acciones y los hechos concretos le abren nuevas puertas, su esperanza se reestablece. Y se reestablece hasta el punto de que a pesar de que la soledad existencial este presente y actúe con todo su peso, usted debe intentar y lograr no alienarse de usted mismo, otorgándose un fuerte voto de confianza respecto a su propio valor y humanidad.
Todos conocemos la existencia y el significado de la frase: “Si Dios conmigo, quien en contra.” Este breve, pero celebre versículo de la Biblia proviene de Romanos 8:31, y significa que, si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?
Ahora bien, y partiendo de la frase anterior, seria psicológica y moralmente correcto afirmar: “si yo conmigo, quien en contra?”, o sea, “si usted está de su parte y cree plenamente en usted mismo, ¿quién puede estar en contra?
La respuesta es un rotundo “SI,” siempre y cuando usted crea plenamente en usted mismo y tampoco dude de sí mismo. No obstante y, a pesar de lo atractivo de esta cuestión, es posible que se presenten dos vertientes tan distintas como peligrosas. Es mas, si alguien le va a poner la zancadilla y/o frustrar sus objetivos, con toda seguridad, no sera otro que usted mismo.
Supongamos que usted, por algún motivo desconocido (por lo general de carácter obsesivo e irracional), no se gusta, tiende a criticarse, y ha dejado de creer en si mismo. O sea que usted ha llegado a un punto en él que reina un perpetuo y doloroso conflicto entre usted y su propia persona. Un conflicto interno que torna su vida vacía y miserable cada día y noche que pasa.
Podríamos afirmar que usted ha declarado una guerra en contra de su propia persona, y que, por lo tanto, las espadas de su psique siempre están en alto y preparadas para cortarlo a trizas de dentro hacia fuera.
En tal caso usted se verá obligado a adoptar una disposición psicológica defensiva basada sus reales o imaginadas incapacidades y/o vulnerabilidades. Además, fallándose a si mismo como tal, se verá obligado a creer y depender de personas que lo cuiden y que estén dispuestos a aceptar plena responsabilidad sobre su persona.
Usted, nuevamente en tal caso, carece de la debida autoestima y madurez para comunicarse de forma intima, sincera, y efectiva con usted mismo y, por lo tanto, se niega o es incapaz de asumir plena responsabilidad por todos y cada uno de los actos de su vida. Eso, en castellano, se llama “pasar la pelota” … a los demás.
Por otro lado, y en relación a la cuestión de autoestima que estamos tratando, “mas no es mejor.”
Supongamos que usted cree excesiva y obsesivamente en usted mismo. Es más, usted se considera la mayor perfección imaginable y el ombligo del mundo. Siendo así, le resultara muy difícil, sino imposible, admitir cualquier tipo o forma de debilidad, error, o fallo en su personalidad. Usted es tan impecablemente perfecto que no atiende las opiniones y/o los consejos de sus amigos y/o demás personas.
Tan espantosa rigidez y egocéntrica altanería resulta ser tan negativo como no creer para nada en usted mismo. No cree absolutamente nada y creer demasiado en usted mismo, por lo tanto, lo conducirán al mismo y muy triste terreno psicológico y social: la desconexión y la soledad existencial.
Por lo tanto, en ambos extremos del espectro - no creer o creer demasiado en usted mismo - encontraremos grandes y profundas dificultades de comunicación interna y externa. Ambos extremos representan serias dificultades que alteraran seriamente su estabilidad emocional y felicidad.
Usted necesita creer en usted mismo para poder amar, rendir, aceptar, dar, perdonarse a uno mismo y a los demás, tener un corazón abierto, y para ser feliz y disfrutar de su vida. Como ser humano, su mayor y más importante fortaleza consiste en creer en usted mismo con la debida madurez y mesura. Lograrlo representa la mayor aprobación imaginable de su propia persona.
Si los demás creen en usted, pero usted no cree en usted mismo, jamás será capaz de asumir el riesgo inherente para buscar y encontrar su ubicación y/o sentido en la vida. Es más, le resultara muy difícil, sino imposible, lograr realizar algo de autentico valor y significancia, así como encontrar el verdadero amor.
Si bien es importante que los demás crean en usted, poco significa si usted no es capaz de plasmarlo con su capacidad para creer en usted mismo. Su aceptación y amor por usted mismo siempre viene primero, y luego los demás. Ante todo, es usted mismo quien tiene que establecer una íntima, amorosa, y positiva relación con usted mismo. Antes de poder ser pareja, hay que saber ser persona.
Si lo piensa bien, vera que siempre ha estado solo y morirá solo, y que únicamente su inquebrantable fe en sí mismo lo ha conducido hasta llegar al punto donde se encuentra ahora, en este mismo momento. Usted tiene que estar con usted de forma incondicional para ser auténticamente usted y lograr sus objetivos en la vida.
Finalmente, resulta sumamente difícil lograr creer en usted mismo cuando todos los demás ya no creen en usted y/o lo que representa. Pero su fe personal, la aceptación de su imperfecta persona, sus fantasías de supervivencia y superación, y sus sueños de felicidad siempre serán elementos indispensables de su propia invención.
Tales elementos pertenecen a usted y solo a usted, y nadie se los puede arrebatar. Usted es capaz de crear esa sensación interna de auto estima y auto credibilidad en cualquier momento, siempre ha sido capaz de hacerlo, y siempre lo será. Solo tiene que tomar la decisión y aceptar la responsabilidad de las consecuencias que se desprenden de tal decisión.
En resumen: ante la pregunta que encabeza este breve articulo: “¿si yo conmigo, quien en contra?,” y a continuación, “¿si usted con usted, quien en contra?” … en realidad muy poco o pocos, o quizás nadie ...
La decisión descansa en usted …
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