No es lo mismo coincidir ocasionalmente con alguien que establecer una conexion profunda y duradera con ese mismo alguien.
Nacemos solos y morimos solos, y entre medias continuamos solos y nos pasamos la vida buscando “algo.”
Ese “algo” consiste de tres cosas: aceptación, amor, y conexión, ... especialmente conexión … tanto en el exterior como en el interior de nosotros mismos.
Y, en esencia, eso es todo lo que realmente deseamos de la vida, poder conectar de forma profunda y de verdad con alguien digno de tal, asi como con nosotros mismos.
De vez en cuando ese “algo” lo podemos encontrar en una fiel pareja o un buen amigo, pero no suele ser fácil de lograr ni de mantener en el tiempo.
En ocasiones se nos presentaran múltiples, bellas, y coloridas amistades, pero la mayoría se apagaran con la misma fugacidad que lo hacen los fuegos artificiales.
Son contadas y muy raras las ocasiones en que logramos establecer una conexión que logre elevar hasta el nivel once la calidad y el sentido de nuestras vidas.
No obstante, tenemos la obligación de establecer, cultivar, y mantener conexiones humanas de alta calidad, porque, a igual que el aire que respiramos, las echaremos de menos cuando no estén.
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