Hotheads

Guillermo Laich
31/12/2018 10:45

“A la larga los hombres solo obtienen aquello que se han propuesto.”

                              Henry David Thoreau

“Controlamos nuestro destino cuando nos controlarnos a nosotros mismos.”

                              Guillermo Laich

Usted va conduciendo su coche a unos prudentes 40 kilómetros por hora por el centro de una ciudad. Mira para arriba y ve que el semáforo esta en verde, así que decide continuar avanzando a la misma velocidad. No obstante, y de repente, el coche que va por delante frena bruscamente, usted clava los frenos, y por milagro no choca con el. Ve que el conductor es una mujer y se pregunta: ¿qué diablos hace esa tonta?

Aprieta el claxon y lo mantiene apretado durante diez o mas segundos a la vez que baja la ventana y emite una serie de obscenidades malsonantes dirigidas a la conductora. La señora lentamente aparca el coche en el costado de la vía, abre la puerta, y se baja.  

Usted inmediatamente se siente ofendido y amenazado, tira del freno de mano hacia arriba como si quisiera arrancarlo, y a continuación se baja del coche con la intención de “cantarle las cuarenta, poner firme, y humillar a la señora.” Usted y su ira le van a enseñar a la señora quien manda aquí. Al aproximarse a ella nota como se le va nublando la vista progresivamente, e incluso le dan ganas de darle una bofetada.

De repente aparece un coche de policía con dos efectivos a bordo y, en pocos minutos, ponen un fin pacifico a la vergonzante situación. Usted se monta en su coche pero la rabieta continua y no logra controlarla hasta pasadas unas cuantas horas. En tal caso podemos afirmar que usted se ha comportado como un “hothead.” 

Pues bien, el Ingles termino “hothead” o en Español “cabeza caliente” forma parte del léxico Ingles desde el siglo XVII, siendo un derivado de los términos “hothart” o “corazón caliente”  y “hotbrain” o “cabeza caliente,” ambos correspondientes al Ingles Antiguo y al Ingles Isabelino respectivamente.

Cuando utilizamos el termino “hothead” nos estamos refiriendo a una persona que con facilidad y muy rápidamente pierde el control transformándose en un individuo exaltado, intolerante, impulsivo, iracundo, y potencialmente agresivo. El termino hace referencia a aquellos individuos impetuosos e iracundos que típicamente se ofenden y/o enfadan con facilidad.  

Los hotheads suelen ser personas que reaccionan de inmediato, sin detenerse a pensar, y con intolerancia ante la mas minima provocación y/o amenaza imaginada y/o percibida. Por ejemplo, un amigo que en un determinado momento se encuentra sereno y sosegado, pero que de repente se torna furioso y agresivo, muy probablemente sea un hothead.  

En esencia, son personas cuyo umbral de irascibilidad e impulsividad suele estar colocado en un nivel muy bajo, y de ahí que “salten o se defiendan” con suma facilidad. Suelen ser personas altamente vulnerables y defensivas en sus respectivas vidas. Personas que desconocen por completo la esencia de sus propias emociones.

Sabemos que todo ser humano es agresivo y hostil por naturaleza, pero pocos de nosotros estamos dispuestos a reconocer nuestra propia incapacidad y responsabilidad para controlar nuestra ira, perdida de control, y agresividad. Es posible que esto se deba a que tanto la ira como la agresividad nos provoque sentimientos ambivalentes a lo largo de un espectro que corre de manera horizontal de un polo al otro.

Por un lado deploramos la agresividad en términos de que siempre han existido discusiones, peleas, y guerras – y que siempre las habrá. Por otro lado admiramos y premiamos la agresividad porque nuestra sociedad actual premia el uso agresivo del poder para lograr el éxito a todo costo.

En consecuencia, como deploramos y premiamos la misma cosa al mismo tiempo, es muy probable que nos resulte difícil reconocer la falta de control sobre la agresividad en nuestras propias personalidades. Solo aquellas personas que, mediante una madura y prolongada introspección, y que han logrado enfrentarse a su propia agresividad e impulsividad, son capaces de controlar efectivamente la propia agresividad, así como con la de los demás. La agresividad casi siempre se manifiesta de forma bilateral, pero el proceso se aborta cuando uno de los dos no se presta a participar en el.

No obstante, y en todo momento, cada uno de nosotros tiene la plena libertad para asumir la total responsabilidad sobre nuestros pensamientos, emociones, y acciones. De ahí que de cada uno – y nadie mas - dependa decidir como vamos a reaccionar. Quien controla su reacción también controla la situación. 

Todo “hothead” es en esencia una persona frágil, vulnerable, y agresiva. En ellos, toda agresión – sea real o imaginaria - siempre comienza con una sensación de fragilidad y/o vulnerabilidad, que suele conllevar la perdida de autoestima y la consiguiente sensación de impotencia. Cuando una persona es capaz de adaptarse y tolerar tales profundas e incomodas sensaciones, quizás no tenga que recurrir a una agresión verbal o física de carácter abierta para nivelar la cancha.  

En cambio, si no lo logra, y si entra en el ciclo tetrafásico de: 1.- amenaza; 2.- baja autoestima; 3.- fragilidad-vulnerabilidad; y 4.- impotencia, tales sentimientos provocaran una reacción compensadora  tipo defensiva-agresiva con todas sus consecuencias. A continuación de tal acción casi siempre se produce una reacción de vergüenza y remordimiento por el descontrol y la conducta agresiva realizada. Sabemos que solo las personas muy apasionadas son las mas agresivas, no obstante tal descontrol pasional puede eventualmente convertirse en aprecio, proximidad, y amor. 

La ira, en semejanza a la ansiedad, es solo una denominación general para toda una amplia gama de sentimientos que inundan la cabeza de los “hotheads.” Todos ellos tienen en común el ser reacciones emocionales ante una herida de caracter emocional o bien ante la perdida de algo muy apreciado. Por todo lo dicho, la ira es, en esencia, una reacción de pesar. 

Las personas crónicamente frustradas suelen sentirse defraudadas y/o estafadas por la vida y, en vez de asumir la plena responsabilidad por todo lo sucedido, culpan a terceros por sus problemas y fracasos. Cualquier ofensa pasajera – por mas minima que sea - aumenta su sensación de dolor, fragilidad, e impotencia. Estas personas raras veces reciben lo que creen merecer, viven de forma defensiva ante todo y todos, dan la impresión de estar siempre enojados y susceptibles, reaccionan de manera excesiva ante cualquier comentario o hecho que interpretan como negativo, y eventualmente se convierten en “hotheads.”  

En términos generales, cuando un “hothead” no tiene acceso, o no es capaz de comprender sus propios sentimientos, resulta difícil que en algún momento de su vida logre establecer una relación intima, real, y madura con otro ser humano. Aquella persona que comprende a fondo sus mas íntimos sentimientos no se sienta a cavilar en soledad y silencio sobre su dolor, a la vez que crea fantasías colmadas de ira alrededor de una eventual y fulminante venganza. Casi siempre la venganza mas noble suele ser el perdón del otro, así como el de uno mismo. 

No obstante, la solución a tal dilema consiste en enfrentarse abierta y directamente y, también de forma coherente y respetuosa, con la persona que lo hirió. Cuando lo logra, y en los términos mas sinceros y breves, le dice ni mas ni menos lo que piensa de el o ella, así como de la situación. Todo ello sin desempeñar el papel de victima, sin intentar humillar y buscar revancha, y con el menor despliegue de adjetivos malsonantes y exageraciones emocionales.

Aquellos que no logran expresar su dolor de manera genuina, y que recurren a las mas horribles manipulaciones y venganzas, no tienen ningún interés en corregir y/o arreglar la situación sino mas bien en destruir al otro y todo lo que le rodea. Tal intento de destrucción masiva actúa a modo de un boomerang emocional y acaba por destruir a la persona que lo lanzo.

Las personas que no se han sentido deseadas y/o queridas por sus padres y familiares durante su infancia suelen utilizar la agresión pasiva como arma de venganza. Simplemente no hacen ni dicen nada, y dejan que el silencio sea su castigo. Estas personas casi nunca se sienten cómodas al sentir ira hacia alguien o algo que quieren. De hecho, y en lugar de enfadarse, es muy probable que actúen como personas indefensas o bien vencidas, como forma de vengarse pasivamente de quienes lo hirieron. En tal caso su rencoroso, amargo, y silencioso mensaje suele ser: “tomen nota de lo mal que me siento y todo el mal que están provocando que me haga a mi mismo – la culpa es vuestra – y los castigo con mi distancia y silencio.”

En resumidas cuentas, es muy raro que la actitud anterior de buenos resultados, pues lo único que logra tan inmadura persona es alejar mas aun a la otra persona o personas. Ambas alternativas: la de reaccionar de forma impulsiva y excesiva como un “hothead activo,” y la de no reaccionar para nada y ante nada como un “hothead pasivo,” son actitudes muy desaconsejables, ya que no conducen a nada bueno.

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