Admítalo, la simple y breve palabra Si posee un extraordinario alcance y poder. Me refiero a una pequeñísima palabra que solo contiene dos letras: Me quieres? – Si!; ¿quieres casarte conmigo? – Si!; lo he hecho bien? – Si!; nos vamos de vacaciones? – Si!; ¿quiero ser feliz? – Si; ¿quiero esta persona en mi vida? – Si!

El término Si introduce una oración en la que se indica una condición real o hipotética que se ha de cumplir necesariamente para que sea cierto o se produzca lo que se expresa. Por ejemplo: si te apresuras, lo alcanzarás; si hubiera autobús en mi pueblo, no vendría en bicicleta; iremos a Aranjuez si hace buen día; si me toca la primitiva, dejo de trabajar.

El mismo termino también sirve para introducir una oración en la que se indica una circunstancia real que permite deducir o afirmar lo que se expresa. Por ejemplo: si hay luz en la casa es que hay alguien dentro; si nos lo ha prometido, seguro que lo hará; si hace dos días nos lo afirmaste, ¿cómo lo niegas ahora?

A todos nos encanta escuchar la palabra Si, especialmente cuando se expresa en relación a nuestra persona. No obstante, tanto como nos gusta que nos digan Si, también es importante que nosotros mismos también sepamos dar el Si a los demás. Aparte de lo anterior, saber decir que Si es un claro signo de poder personal, confianza, conocimiento, y de saber dar a los demás.

El Si es la esencia del amor, y concierne tanto la capacidad de compromiso con algo o alguien, como poseer la capacidad para dar el debido valor a las cosas. El Si protege y reclama, nutre y revitaliza, motiva y avanza. En realidad, el Si puede adoptar muchas formas distintas: una sonrisa, una mirada de admiración, una signo de aprobación y desbloqueo cuando los demás se inhiben. El Si representa la mayor generosidad personificada.

El Si es la base estructural de los reinados, el corazón palpitante de la religión, y la esencia del éxito en las transacciones y negocios. Cualquier persona posee la capacidad para decir No en las negociaciones de una determinada compra-venta; pero se necesita una persona con alta autoestima y un autentico valor interno para dar el Si. Aprenda a decir Si … sin miedo. No obstante, cuando desee decir que Si, es recomendable esperar un tiempo prudente ya que apurarse impulsivamente puede conducir a una desilusión.

Diga Si y le ocurrirán cosas positivas: tome posesión de su autentico lugar y posición en la vida; encuéntrese a Vd. Mismo;  celebre un amor duradero: construya una familia: dirija su empresa; escriba su libro; supere sus miedos y debilidades; desarrolle su coraje y su fuerza; ponga a prueba su autenticidad; y sea el maestro de su propio mundo.

Pero para ser el dueño de su propio mundo, también tenemos que admitir que la palabra No posee tanto poder y alcance como la palabra Si ... o quizá más.

Nuevamente nos encontramos ante una sencilla palabra de solo dos letras que, a igual que Si, confiere un poder y un alcance extraordinario – pero en una dirección y sentido diametralmente opuesto. No obstante, y en la ciencia, la respuesta No, suele ser tan valida como la respuesta Si.

El No, se utiliza para negar, y puede constituir por sí solo una respuesta negativa: no me lo ha dicho; han dicho que mañana no vendrán. ¿Has traído el libro? – No; ¿quieres ser feliz? – No; ¿quiero esta persona en mi vida? – No!.



Por otro lado, el No repetido refuerza la negación y se utiliza especialmente en respuestas o réplicas: No, no sé nada de él; No, no quiero verlo más. Por lo tanto, cuando Vd. no esta de acuerdo o no desea hacer algo, simplemente diga No.

Está claro qué a muchas personas les resulta sumamente difícil – sino imposible - pronunciar esta palabra? Existen muchas personas cuyo bajo autorrespeto y autoestima les impide pronunciar un No, y dicen que Si a todo y a todos, incluso en contra de su propia voluntad. El No, mucho mas que el Si, define, con claridad y con mayor contundencia, sus grados de limitaciones y libertades, así como las posibilidades de lograr una vida feliz. Piénselo bien y verá que tengo razón.

Ahora bien, ¿por qué le resulta problemático tener que indicar a los demás que no desea hacer lo que otros quieren que haga?; ¿teme que su No le hará perder algo, que causará daño a los demás, que hará un papelón, o que pondrá en peligro las relaciones y el afecto que recibe de los demás?

Cuando Vd. dice Si, pero en realidad quiere decir No, no esta siendo ni honesto ni sincero consigo mismo ni con los demás. Es más, estará condicionando a la otra persona a que espere un Si ante todas sus peticiones. Con el paso del tiempo, cuando Vd. finalmente es capaz de pronunciar el No, la otra persona se sentirá ofendida y engañada, y además pensara que Vd. es un veleta incoherente y que no tiene ni idea de lo que piensa o esta diciendo. Todo esto abona el terreno para futuras discusiones, malentendidos, argumentos, y todo tipo de enfrentamientos.

Es posible decir No. Incluso se puede practicar delante de un espejo. Pero recuerde que un espejo es solamente eso, un espejo neutro e inerte, y no representa una acción y/o reacción como ocurre en la vida real. Pronunciar un No rotundo no es tan difícil como parece. Pero por otro lado, y en base a su contenido en negatividad, quizá debido a una sensación de impotencia o bien en presencia de un trastorno de personalidad tipo pasivo-agresivo, es muy fácil pasarse y decir que No a todo de manera automática y sistemática.

Saber decir que no y establecer los propios límites y limitaciones no es nada sencillo pero, aunque cause cierta ansiedad o malestar, uno debe aprender a hacerlo si lo que se desea es mejorar las relaciones personales y sentirse bien con uno mismo. Esta claro que es preferible decir No y que los demás se molesten con nosotros, que decir Si y que nos molestemos con nosotros mismos. Decir No cuando no se quiere algo, es una forma de expresar autorrespeto y autoestima. Además, decir No con frecuencia a lo insignificante y trivial, nos permite decir un Si rotundo a lo verdaderamente importante.

Con todo esto quiero decir que Vd., en realidad, no le debe nada a nadie. Vd. no debe a nadie un Si cuando desea decir No, sea cual sea la situación. Y recíprocamente, tampoco debe decir No cuando desea decir Si. La clave esta en mantener este procedimiento simple - muy simple - y nunca emplearlo a modo de un acto de testarudez, desafío, intimidación, o agresividad pasiva. Una buena regla para recordar es la siguiente: diga Si sin sentir miedo y diga No sin sentir culpa. Además, el autentico poder del No radica en su capacidad para suscitar la pregunta: ¿por qué?

Si el tener que decir No le resulta incomodo y algo difícil, quizá se porque Vd. ha dicho que Si tantas veces, durante tanto tiempo, de forma inconsciente, y de manera tan falsa, que ahora le es imposible cambiar. Si este es el caso, Vd. necesita tratar el tema con usted mismo y proporcionarse una explicación satisfactoria respecto a algunos de sus comportamientos previos y proceder a corregirlos.

Incluso, si todo lo anterior es verdad, representa un problema que jamás se resolverá hasta que Vd. comience a decir exactamente lo que le dicte su corazón en cada momento. Simplemente efectúe una consulta a su propio corazón, y si la situación lo requiere, mire profundamente en los ojos de la otra persona y pronuncie la palabra No. Hágalo así, sin mas, y deje que a partir de ese momento el problema de su negativa mediante el No le pertenezca a la otra persona.

Como se puede apreciar, el Si y el No son dos palabras pequeñas pero muy fuertes. Pero a pesar de su pequeñez, la mayoría de nuestros problemas en la vida surgen cuando emitimos un Si impulsivamente y demasiado rápido, y un No demasiado tarde.