Nelli Cooman (Holanda): querida amiga y atleta de elite - campeona mundial y plusmarca mundial en 60m (7.0 seg. - Madrid 1986).
Una fuerza es un empuje o un tirón que cambia o tiende a cambiar el estado de movimiento de un objeto. Por lo tanto, es necesaria una fuerza para hacer que un objeto comience a moverse, para cambiar la razón de su movimiento, para cambiar la dirección de su movimiento, o para detener su movimiento. La cantidad de fuerza debe ser capaz de superar la inercia del objeto en estado de reposo (su masa) o bien la inercia del objeto en movimiento.
La fuerza en cuestión siempre debe ser superior que el momento poseído por el objeto mientras este se encuentre en movimiento. El momento es la cantidad de movimiento que posee un objeto en movimiento. Corresponde al producto de la masa y la velocidad de un objeto en movimiento: Mo (momento) = mv (masa x velocidad).
El momento cambia cuando se producen modificaciones en la masa o la velocidad de un objeto en movimiento. No obstante, los cambios en el momento generalmente se producen en función de cambios en su velocidad mas que en cambios de su masa.
Todas las actividades motoras de los deportistas incorporan el principio de transferencia de momento. Tal principio afirma que el cuerpo humano frecuentemente comienza el movimiento mediante la transferencia del momento desde una determinada zona del cuerpo hacia la totalidad de la masa corporal.
Cuando un deportista realiza un movimiento deportivo, genera fuerzas internas contrayendo sus músculos esqueléticos. Luego, los músculos tiraran de los tendones, y los tendones de los respectivos huesos. Las fuerzas musculares internas compiten con las fuerzas externas producidas por la gravedad, la fuerza de reacción de la tierra, la fricción, la resistencia atmosférica, y las fuerzas de contacto de los jugadores contrarios.
Debido a la atracción de la masa corporal hacia otros objetos que también poseen masa, los atletas que compiten sobre la superficie de la tierra literalmente luchan contra la superficie del planeta al mismo tiempo que son atraídos por la fuerza gravitatoria del mismo que tira de ellos hacia el núcleo terrestre. De hecho, cuanto mayor sea la masa poseída por el atleta, mayor será la fuerza de atracción hacia el núcleo terrestre.
Ello significa que un atleta suele ejerce presión contra la superficie del planeta mediante la aplicación de una fuerza igual a la de su peso corporal. Por extraño que parezca, la tierra reaccionara al peso del atleta empujando hacia arriba, con una fuerza opuesta, de igual magnitud, y en la misma dirección. De esta forma, el peso del atleta actuaria a modo de una acción y la fuerza del planeta que empuja hacia arriba como una reacción. Ambas fuerzas siempre serán iguales y se opondrán entre sí.
Este interesante concepto biomecánico corresponde la Tercera Ley de Newton donde para cada acción (fuerza) en la naturaleza hay una reacción (contrafuerza) igual y opuesta. Esta ley se conoce como el principio de acción-reacción, y nos ayuda a identificar la fuerza o las fuerzas que mueven el cuerpo durante la locomoción.
En otras palabras, las fuerzas siempre vienen en pares y son el resultado de interacciones mecánicas. La fuerza de reacción de la tierra siempre responderá con una fuerza igual y opuesta a la ejercida por el atleta sobre ella.
Cuando un atleta permanece inmóvil sobre la superficie de la tierra, la fuerza que este ejerce hacia abajo y la fuerza ascendente que ejerce la tierra, tienden a anularse mutuamente. Es por eso que el atleta permanecerá inmóvil. La magnitud de la fuerza de reacción de la tierra dependerá de la magnitud de la fuerza con la cual el atleta empuje contra la superficie del planeta. Por lo tanto, la fuerza de reacción de la tierra no sólo depende del peso del atleta, sino también de los movimientos que éste realice.
Estos pares de fuerzas son de una importancia crucial en el momento de determinar cuánta fricción se creará entre el pie del atleta y la superficie de la tierra. Tal fricción es necesaria para la tracción y, a su vez, la tracción resultara esencial para el movimiento.
En todos los deportes, la cantidad de fricción y tracción necesarias para ejecutar determinados movimientos dependerá de lo que el atleta quiera realizar. A veces al atleta se vera favorecido por una fricción y tracción mayor y, en otras ocasiones, por una fricción y tracción menor.
Un excelente ejemplo sobre las variaciones en las necesidades de fricción y tracción se da en el esquí. Los esquiadores cargan (ponen peso) y descargan (quitan peso) sobre sus esquís. Extendiendo las piernas y presionando hacia abajo cargan los esquís a medida que empujan hacia la nieve. A modo de reacción, la fuerza de empuje de la tierra hacia arriba también aumentara proporcionalmente. El resultado ser que los esquís entraran en estrecho contacto con la nieve aumentando así los coeficientes de fricción y tracción.
Si se flexionan las piernas aproximándolas el pecho, los esquís se descargarán. Esto disminuirá la fuerza de empuje hacia abajo y la tierra reducirá su fuerza de empuje hacia arriba. Como resultado, la fricción entre el esquí y la nieve se reducirá. Cargar y descargar los esquís de esta forma y en el momento oportuno permite que el esquiador realice giros y maniobras a mayor velocidad y con mayor facilidad.
En la fase de vuelo, la fuerza de reacción de la tierra deja de ejercer sus efectos sobre el deportista y, por tanto, éste se sentirá sin peso. Cuando un saltador olímpico cae hacia la piscina, la fuerza gravitatoria acelera su cuerpo hacia la tierra de forma homogénea. Ninguna estructura anatómica pesara mas que otra. La sensación de peso de los distintos miembros corporales, que se produce en contacto con el suelo, desaparece en la fase de vuelo.
Sin la tierra contra la cual empujar, un atleta en fase de vuelo notara cómo cada acción posee una reacción opuesta, de igual magnitud, y en la misma dirección. Si moviliza una estructura anatómica en una determinada dirección, otra automáticamente se movilizará en dirección opuesta. Esta relación existente, entre una fuerza y su contrafuerza, resulta imposible de detener, incluso cuando el atleta conscientemente desea hacerlo.
Prácticamente todos los aspectos de la actividad deportiva tienen que ver con la generación, la expresión, y el control del movimiento. Para que un deportista sea capaz de ejecutar y controlar sus movimientos con un elevado nivel de eficacia y destreza, primero tiene que ser capaz de comprender como y por qué tales movimientos se producen.
No obstante, existen grandes deportistas cuyos movimientos son producidos y ejecutados de una manera fluida y automática, quizás por instinto, quizás por intuición, quizás por pura habilidad natural, quizás por su capacidad de aprendizaje, quizás por su grado de experiencia, y quizás por una fina y delicada integración neuromuscular de todo lo anterior.
Sin embargo, aquel deportista que, además de ser bueno en lo que hace, también es capaz de comprender e integrar dentro de su movimiento los conceptos básicos de la biomecánica, sin duda alguna se encuentra en un plano superior y considerablemente mas aventajado que el resto.
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