Querido Diego,
Recuerdo que de joven en los Estados Unidos estaba fascinado por las cosas y eventos que definian mi ubicación en el misterioso mundo que me rodeaba. Siempre observaba los diagramas en los centros comerciales que tenían una gran "X" junto a una etiqueta que decía: "usted está aquí."
Nuestros padres, profesores, amigos, y astros del deporte como tu, quizás representen los más sofisticados, prácticos, y ambiciosos diagramas de "usted está aquí" que jamas han existido. En semejanza a la orientación visual del centro comercial, tu has logrado que muchas mentes y corazones jóvenes encuentren su posicion en el presente, asi como un camino hacia el futuro.
A travez de tu arte has logrado proporcionarles un sentido del tiempo, del lugar, y del significado en relacion a sus vidas y el mundo. Tal monumental obra posiblemente corresponda a una experiencia tan poderosa como la que se puede lograr con cualquier otra forma de conocimiento y/o experiencia. De ahi que tu persona haya sido de un valor incalculable en establecer un diagrama tipo "usted está aquí" para millones de niños y jovenes adultos en el mundo entero.
Se muy bien lo sensible, buen amigo, y generoso que eras, y quisiera agradecer todo el bien que has hecho asi como el apoyo, la amistad, y la ayuda que has prestado a tantisimas personas. No hay mas que mirar las caras de felicidad y alegria de los jovenes en la foto que encabeza estas lineas (y la mia tambien) para comprender lo tanto que significabas para todos nosotros.
Si bien algunos medios y personas mal informados hayan manifestado lo contrario, tu y yo nos conocimos por primera vez en Madrid, España en el año 1996. Antes de esa fecha no habiamos tenido absolutamente ningun contacto, tanto directo como indirecto.
No obstante, ciertos medios de comunicacion han hecho uso y abuso de nuestros nombres. A pesar de tales viscisitudes inherentes a la vida, tu y yo conectamos el uno con el otro como si nos hubiesemos conocido toda la vida.
Si bien los programas de entrenamientos y las dietas eran de una alta exigencia, al poco tiempo tanto tu aspecto animico como fisico mejoraron ostensiblemente. Recuerdo los buenos y divertidos ratos que pasamos entrenando en el Parque Juan Carlos I de Madrid y con cuanto cariño y aprecio te saludaba la gente - especialmente los niños.
Incluso recuerdo cuando chocamos los cinco (high five) y me dijistes: "te llamas Maradona-Laich" y yo te respondi: y tu te llamas "Laich-Maradona." Esa, sin duda, era la autentica calidad de nuestra amistad y respeto mutuo.
Uno de los momentos mas significativos que recuerdo sucedio en el centro deportivo de Madrid donde entrenabamos. En esos momentos un joven de veinte años solicito sacarse un foto contigo. Pero justo antes de tomar la foto el joven levanto la mano y dijo "quiero decir algo antes de la foto."
El joven nos miro detenidamente y, desde lo mas profundo de su alma, dijo lo siguiente: "esto es lo mas cerca a Dios que he estado en toda mi vida." Y era verdad, ya que tu habilidad y creatividad futbolistica eran inconmesurables.
Con gran diferencia, has sido el mejor y mas talentoso deportista con quien he tenido el honor de trabajar como medico de alto rendimiento deportivo. A continuación, solo queda despedirme de ti mediante un fuerte y sentido abrazo, asi como con unas breves pero significantes palabras del poeta y dramaturgo britanico T. S. Eliot (1888-1965):
"Tiempo presente y tiempo pasado, están ambos quizás presentes en tiempo futuro, y tiempo futuro contenido en tiempo pasado."
Este concepto del tiempo atribuible al pensamiento de Elliot significa que "todo tiempo es irredimible" - o sea, que el tiempo no puede ni debe ser tratado como una abstraccion, sino como el fundamento mismo y vital de nuestra realidad humana.
Al igual que la grandeza no se puede predecir, todos deseamos dejar nuestro arte mientras estamos en la cima, pero lamentablemente en la vida no podemos elegir nuestros comienzos y finales. Este donde este tu alma en estos momentos, se que mis palabras te llegaran. Descansa en paz, querido Diego, nos volveremos a ver.
Con cariño, respeto, y admiración,
Guillermo Laich